lunes, 15 de diciembre de 2014

Pateada por los Cerros de Alcalá. 11 de diciembre.


Route 2.867.052 - powered by www.wandermap.net

Patear, andar y andar, caminar por la montaña, oír a la naturaleza y sentir el frío. Todo esto es lo que buscaba el jueves, madrugando mucho para aprovechar el tiempo al máximo. Quedé con Roberto para hacer otro tipo de ejercicio que no fuese bicicleta ni carrera. Siempre es bueno variar porque así ni el cuerpo se habitúa ni la mente se aburre de hacer siempre lo mismo.

A las ocho de la mañana estábamos los dos preparados con la ropa adecuada, mochila con fruta, chocolatinas y bebida. Frío intenso a esa hora pero sabiendo que según avanzara el día desaparecería. Comenzamos a andar hacia el parking del parque natural. Desde allí todo es un sube y baja continuo, una montaña rusa pero sin vagón que te lleve, sólo tus pies. Lo bueno de andar es que te tomas el tiempo necesario para deleitarte con el amanecer, las plantas, la tierra, los animales que te encuentras en el camino.




Nuestra primera parada era el Ecce Homo, la montaña más alta del entorno de Alcalá de Henares. Desde arriba se disfruta de una vista privilegiada, por supuesto de toda Alcalá, pero cuando hay días claros y sin contaminación ni brumas se ve a la perfección Madrid, su sierra, la sierra de Ayllón y Guadalajara, además de todos los pueblos del corredor del Henares. Todo un espectáculo maravilloso tener tantos kilómetros de extensión a tus pies como si de una maqueta se tratara.




Bajamos con cuidado las rampas finales y volviendo sobre nuestros pasos durante dos kilómetros llegamos al sendero principal para seguir subiendo hasta salir del parque natural. Arriba el suelo cambia a peor, muy roto pero a pie no incomoda demasiado. Había bruma en la lejanía que hacía maravillosas las vistas.


 
Llegamos a Anchuelo y tomamos unas mandarinas y dos manzanas que nos ayudaron mucho a hacer la subida larga de seis kilómetros hasta Los Santos. A pesar de los kilómetros no sentimos cansancio real hasta pasados los 25 kilómetros.




La bajada desde los Santos nos ofreció de nuevo otras vistas increíbles ya con el calor del medio día. Desde la base del camino hasta el punto inicial de partida donde teníamos el coche había algo más de ocho kilómetros, ya llanos y asfaltados pero se hicieron ya con algo de calor y todo el cansancio de la ruta.

Yo volvería a hacerla todas las semanas, pero la suerte de tener días libres, que haga buen tiempo y que un amigo como Roberto te acompañe no la tenemos todos los días...sin embargo volveré a intentarlo muy pronto.

Datos de la ruta:

Recorrido: Alcalá de Henares - Parque Natural - Ecce Homo - Anchuelo - Los Santos de la Humosa - Alcalá de Henares.
Distancia: 33,30 km
Tiempo efectivo: 6h20'
Tiempo total: 8h00 - 14h20
Desnivel:  metros.
Terreno: pista-asfalto (80-20) %.

Pedaleando por los Cerros de Alcalá. 10 de diciembre.


Route 2.326.573 - powered by www.bikemap.net

Intento hacer todo el deporte que el tiempo me permite, variando de ejercicios y aprovechando las oportunidades de estar con gente que muchas veces no puedo compartir más tiempo, el que a todos nos gustaría. Semana de vacaciones dedicando las mañanas al deporte, todas mías. Así el lunes hubo reunión de amigos para echarnos unas pachangas al baloncesto. El martes carrera continua haciendo 12 kilómetros. El miércoles tocaba bicicleta y además quería subir y bajar, es decir: Los Santos de la Humosa.

La mañana fría con algo de helada pero el cielo limpio, despejadísimo. El circuito el de muchas veces pasando por Alcalá hasta Los Santos. La subida durísima, es donde se nota que las piernas van bien pero no al nivel normal. Donde habitualmente no utilizo plato pequeño ahora sí agradecen mis piernas engranarlo. El terreno de subida estaba horroroso, con unos cortes longitudinales muy profundos. La superficie estaba delicadísima tanto para subir como para el que bajara.



 Llegué arriba del pueblo con bastantes apuros y comencé el descenso hacia Anchuelo con cuidado. Teniendo la referencia de la subida, de los cortes en el terreno, la bajada fue muy cuidadosa. Sin embargo no estaba tan maltratada, la superficie estaba bastante mejor y pude descender con algo más de tranquilidad.

En Anchuelo torcí hacia la derecha en dirección al parque natural. En este tramo sí me encontré algunos sectores muy embarrados con profundas huellas de tractores en la tierra. Salvé ese tramo y comencé la bajada loca por el parque natural. Siempre que hago este tramo me recuerda mucho a las montañas rusas, con sus continuos sube y baja que hacen latir el corazón muy fuerte. En el parking ya decidí volver a casa atravesando Alcalá...la jornada había estado de lujo y al día siguiente esperaba una caminata de nivel...

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá de Henares - Los Santos de la Humosa - Anchuelo - Parque Natural - Alcalá de Henares - Meco Valdeavero - Torrejón del Rey - Quer - Alovera - Azuqueca de Henares - Meco - Villanueva de la Torre - Puerto de Valdeavero - Meco.
Distancia: 50,14 km
Tiempo efectivo: 2h36'
Tiempo total: 9h45 - 13h00
Promedio: 19,24 km/hora.
Desnivel: 360 metros.
Terreno: pista-asfalto (25-75) %.

lunes, 24 de noviembre de 2014

¿Normalizamos? 22 de noviembre.


Route 1.406.987 - powered by www.bikemap.net

Disfrutar y sufrir. ¿Combinación equivocada? Cuando lo que tienes claro en la vida es que para obtener un fruto primero hay que sembrarlo, regarlo y al final si hay suerte y todas las variables se alinean, recoger ese fruto para regalarlo o bien morderlo fuerte, entonces y sólo entonces, es cuando sabes lo que cuesta cada cosa que se anhela. No necesito de grandes motivaciones para ser regular en muchos aspectos de mi vida; sin embargo, en ocasiones sí es sencillo caer en la comodidad.

Para salir de esos letargos hay que castigar al cuerpo, ir contra lo que él permanentemente exige. Un castigo regulado, claro, un castigo controlado para habituarle, adiestrarle. Y también a la mente, ya que la cabeza juega mucho más de lo pensado en esto del deporte.

Después de la ruta larga de quince días atrás en Guadalajara, no podía dejar pasar más tiempo sin rodar ya un mínimo de 50-60 k. Mi intención estaba en hacer 70 pero salí ya demasiado tarde para cumplir con el cuadrante horario del sábado. Por eso alivié un poco la ruta de kilómetros, pero no tanto como para hacerla insuficiente.

Muchas veces he hecho esta ruta ya o muy similar. Me encontré el sábado buen clima, tanto que pude ir con ropa mixta, con un culotte corto y una chaqueta de manga larga arriba. Tan solo el viento se puso remolón y me dificultó en casi todo el recorrido que la bicicleta rodara suave. Sin llegar a forzar las piernas fui muy cómodo, sin dolor en ningún punto de piernas o espalda. Fue un paseo vivo.

En Alovera paré para recuperar un poquito y aproveché para tomar esta foto de la Ermita de la Virgen de la Paz, que se encuentra a su entrada.


Con el objetivo claro que volver a tener una rutina semanal, con incrementos en las distancias, tiempos y desniveles, la próxima semana intentaré cumplir y ser bueno...siempre que el tiempo no me diga lo contrario, claro...

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Valdeavero - Torrejón del Rey - Quer - Alovera - Azuqueca de Henares - Meco - Villanueva de la Torre - Puerto de Valdeavero - Meco.
Distancia: 53,65 km
Tiempo efectivo: 2h24'
Tiempo total: 9h15 - 12h00
Promedio: 22,29 km/hora.
Desnivel: 400 metros.
Terreno: pista-asfalto (25-75) %.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Ruta de la Arquitectura Negra, vuelta al Pico del Ocejón. 10 de noviembre.


Route 2.844.076 - powered by www.bikemap.net

Cuando media España o, a decir verdad, toda España entera y parte de Europa estaban preocupados por el famoso 9N, Roberto y yo lo estábamos por el 10N. Es simple de explicar: nivel de preferencias se dice. No es que el 9N no sea algo importante en el devenir de nuestras vidas, es más, creo que es algo que debemos seguir de cerca todos, los que quieren una cosa y los que quieren la otra...incluso aquellos que no saben lo que quieren o directamente no quieren saber nada del tema. A lo que voy, que no quiero desviarme del tema principal de este blog, es que cada cual tiene su lista de prioridades en cada momento, y para nosotros el 9N pasaba a un segundo nivel, mientras el 10N era básico. ¿Y por qué era básico? Porque oportunidades así son difíciles de ajustar y encontrar en una agenda complicada.

Nos vamos a hacer una ruta maravillosa por los pueblos de la arquitectura negra en Guadalajara, Roberto, ¿qué te parece? Y Roberto, es que ni dudó un instante. Claro bro!! ¿A qué hora salimos? Cuando conoces a alguien desde antes de tener conocimiento de las cosas, y ese alguien es de los que no fallan, es un placer plantear retos.

Levantarse pronto es lo peor de estas salidas. A las seis de la mañana arriba, desayuno, bici al coche y a buscar a Roberto y de allí una hora hasta aparcar en Tamajón, campamento base. Se esperaban cielos despejados y frío...mucho frío. Y acertaron de pleno, porque a la llegada estábamos a 1 grado y y a lo largo del día no subimos de los 7 grados a tenor del frío tan escandaloso que pasamos.


Echamos a pedalear y qué bien pasan los primeros kilómetros...casi bromeábamos al decir que se nos iba a quedar corta...ingenuos. Primer destino el Embalse del Vado, que nos obligaba a extender la ruta natural en 12 kilómetros pero que aviso a todo aquel que tenga la oportunidad, tiene que recorrerlo. Descenso suave entre pinares que te envuelven en un abrazo húmedo y sombrío, de olores lejanos de esos que ya no percibimos en las ciudades. Dos corzos pequeños se atravesaron rápidamente y huyeron monte arriba. Al acercarnos a la presa ya se veía el embalse, con muy poca agua a estas alturas de año, que sin embargo impone por sus formas. En la presa hicimos un alto para relajar la vista y disfrutar de una obra faraónica, maravillosa. Me encantan las presas, no lo puedo ocultar...





Volvimos sobre nuestros pasos, ascendiendo la suave pendiente hasta recuperar el recorrido inicial que nos debería de llevar hasta el último pueblo con carretera asfaltada: Majaelrayo. Hasta allí tuvimos varios descensos muy divertidos y algunas subidas, pero puntuales. Con tráfico casi inexistente rodar en bicicleta por aquellos lugares se hace un placer divino, no os lo podéis llegar a imaginar. Antes de llegar a Majaelrayo intentamos desviarnos para ver otro punto interesante de aquella zona. Lo llaman "la muralla china" porque desde abajo se ve todo el descenso y en su perfil hay esas piedras que se ponían antiguamente para limitar el borde, lo que hace recordar a la muralla china. Pero no pudimos llegar, porque durante toda la ruta encontramos mucho ganado suelto que tiende a irse en ocasiones al asfalto. Ya nos pasó unos kilómetros atrás que tuvimos que esperar la protección de un par de coches para evitar que se fijaran tanto en nosotros. Ya sé que esas vacas y toros son mansos, pero resulta que cuando vas en bicicleta te sientes muy indefenso y ese ganado es enorme, del tamaño de bueyes. Total, que tuvimos que retroceder y dejar esa visita para otra ocasión.

Seguimos hacia Majaelrayo ya en claro ascenso. El plato grande ya costaba moverlo con fluidez. Llegamos al pueblo e hicimos parada para alimentarnos y echar las fotos que se merece el entorno, increíble en su concepción arquitectónica, con todas las casas construidas en pizarra negra, al pie del pico del Ocejón y rodeados de prados verdes, llegando hasta nuestras narices un olor a chimeneas que nos quitaban las ganas de continuar nuestro camino.



 
Hasta este punto de la ruta podemos decir que fue un paseo divertido muy agradable. Las dificultades comenzaron ya al empezar por la pista de grava de 20 kilómetros que une Majaelrayo y la Tejera Negra. Hacía justo tres años que había hecho esta misma ruta y tenía un vago recuerdo de lo que teníamos por delante. Sabía que había dos subidas largas y dos bajadas fuertes, pero no recordaba con exactitud la longitud de ambas subidas ni tampoco la dureza. Pues resulta que la primera tiene 7 kilómetros que se hacen larguísimos, donde no se encuentran paredes ni repechos que hagan meter los riñones demasiado, pero sí es un puerto que no da ningún descanso.

 
Arriba comenzamos un descenso vertiginoso que nos llevó al sitio perfecto. Las fotos os enseñarán más de lo que mis palabras os podrán decir. Reposamos unos minutos porque se veía la segunda subida que nos esperaba, ésta distinta, fuerte, con zetas muy pronunciadas. Mismo error que con el primer puerto: que no recordaba su longitud. No sé decir cuántos ahora mismo, pero seguramente unos 5 y muy duros. Llegar arriba casi vacío es una sensación que hace pensar si se podrá cumplir con el objetivo de terminar la etapa en el tiempo previsto, que impepinablemente debía ser antes de anochecer.





Otra bajada nos llevó a otro paraíso escondido entre montañas donde dos ríos se unen para hacerse uno. El entorno es indescriptible, solo para los más fanáticos de la naturaleza. Un pequeño ascenso ya nos llevó a las puertas de la Tejera Negra y así pudimos dejar la pesadilla que fue para nosotros el tramo de tierra y pasamos al asfalto donde la bicicleta parecía en esos primero momentos que rodaba sola. Una vez fuera del tramo de tierra nos dimos hablamos que había sido una pequeña pesadilla, ese tipo de situaciones de las que crees que no saldrás jamás, por más pedales que estés dando. Moraleja: todo tiene un principio y un final, afortunadamente.

La carretera nos llevó suavemente hasta Cantalojas y cruzando el pueblo giramos hacia una calle que lleva directamente a la carretera que le une a Galve de Sorbe. El sector entre pueblo ya se nos hizo más pesado porque la carretera picaba hacia arriba, porque ya eran casi las dos de la tarde y llevábamos cinco horas de recorrido, porque las reservas energéticas estaban ya algo justas y porque el cuenta kilómetros marcaba ya los 65 kilómetros. Cuando pudimos llegar a Galve de Sorbe paramos en el restaurante que hay en el cruce de carreteras. No nos privamos de nada al comer, unos caldos, unos torreznos, y un menú para cada uno. La ropa estaba calada de sudor, así es que tuvimos que quitarnos hasta donde la prudencia nos permitía, ya que el salón estaba bastante lleno de gente.

A las tres salimos del restaurante con muy poquitas ganas de reanudar la marcha, con la incógnita de cuántos kilómetros reales nos faltaban hasta llegar de nuevo a Tamajón, de si nos daría tiempo suficiente antes de que se hiciera la noche y de si nuestros cuerpos podrían resistir la sacudida que les estábamos dando. Porque es importante explicar que esta es una ruta exigente, de más de 120 kilómetros, con más de 2.000 metros de desnivel acumulado, donde no hay un kilómetro llano en toda la ruta, y lo más importante de todo, es que ninguno de los dos habíamos rodado en las semanas anteriores más allá de una o dos salidas cortas de no más de 30 kilómetros. Cuando estemos con un punto de frescura bueno volveremos a intentar hacer la ruta y mejorar todos los tiempos y especialmente las sensaciones.

Subidos a la bicicleta había que ir por la carretera en dirección a Cogolludo. Sabía que había una subida larga pero no tanto... Lo pasé fatal, hasta el punto de que Roberto se escapó de mi vista y yo tuve que echar pie a tierra durante un kilómetro para relajar las piernas. Me sentía algo hinchado de la comida y fue cuestión de tiempo que todo fuera a su sitio y el cuerpo se fuese asentando. Roberto iba como un toro, a un ritmo machacón al que ni el viento ni lo que faltaba por recorrer le hacía mella. Arriba del puerto me estaba esperando con cara de preocupación porque claro, llevar a alguien más lento y con lo que nos esperaba era un problema serio. Los kilómetros siguientes hasta desviarnos a Valverde de los Arroyos se hicieron interminables, con sucesivas subidas y bajadas que al igual que el tramo de tierra te hacía sentir en una pesadilla.

Hasta ahí llegó mi calvario real, que comenzó al entrar en el tramo de tierra y concluyó en el desvío a Valverde. No sé muy bien el motivo pero comencé a sentirme bastante mejor. Las piernas ya no se me agarrotaban tanto, la espalda parecía doler menos... Igual es un efecto de defensa automática sabiendo el tiempo del que disponíamos para cerrar la etapa y no buscar excusas absurdas. A partir de aquí hasta prácticamente el final de la ruta enlazamos continuas bajadas trepidantes con subidas duras, unas tras otras, con la sensación de bajar a los infiernos para tener que subir a los cielos recurrentemente. Nos tocaba bajada loca loquísima durante unos kilómetros, muy divertida entre mucha vegetación y cero tráfico. Al llegar abajo comenzó un pequeño suplicio hasta alcanzar Valverde de los Arroyos. Esa sensación de visualizar un tramo que en apariencia no es cuesta arriba pero que sin embargo el desarrollo que llevas puesto y el dolor de piernas te dice lo contrario...quien conozca esto que cuento sabrá lo que estuvimos pasando durante varios kilómetros.

Al llegar a Valverde hicimos un algo. Una señal indicaba 24 kilómetros a Tamajón. Nos alegramos porque sabíamos que podíamos cumplir el objetivo, llegar al filo de ponerse el sol de quedarnos sin luz natural. Estiramos dos minutos y de nuevo a la bicicleta, donde tuvimos dos kilómetros estupendos de bajada para comenzar una larga subida, donde cada kilómetro costaba un riñón. A partir de ahí ya fueron bajadas muy largas y fuertes donde las bicicletas alcanzaban apenas sin impulsarlas los 60 kilómetros por hora. Pasamos por Palancares y continuamos bajando muy fuerte. El sol se iba y nosotros intentábamos volar. Otra subida más, creo recordar que la más dura de este último tramo, y cuando alcanzamos la cumbre había que volver a bajar muy fuerte otra vez. Abajo esperé a Roberto porque nos faltaban apenas 5 kilómetros para alcanzar Tamajón y la oscuridad caía a plomo, casi sin avisar. Como la bicicleta de Roberto sí llevaba focos trasero y delanteros se colocó detrás y yo delante que iba sin iluminación. Cubrimos el poco que nos faltaba hasta llegar a la iglesia del pueblo donde no pudimos resistirnos y lanzamos un grito al cielo de alegría porque había cumplido con el objetivo, habíamos cubierto casi 122 kilómetros.

Es increíble la alegría que se siente al hacer hacer un recorrido de este estilo, por la belleza y por la dureza que exige a quien lo intenta. Me fui a la cama con un cansancio monumental pero sabiendo que no será la última vez que recorra las carreteras de los pueblos de la arquitectura negra en Guadalajara.

Datos de la ruta:

Recorrido: Tamajón - Embalse del Vado - Campillejo - El Espinar - Campillo de Ranas - Majaelrayo - Cantalojas - Galve de Sorbe - Valdepinillos - La Huerce - Umbralejo - Zarzuela de Galves - Valverde de los Arroyos - Palancares - Tamajón. (Circular)
Distancia: 121,76 km
Tiempo efectivo: 7h41
Tiempo total: 9h15 - 18h20
Promedio: 15,85 km/hora.
Desnivel: 2.110 metros.
Terreno: pista-asfalto (80-20) %.

miércoles, 5 de noviembre de 2014

Y volver a empezar... 2 de noviembre


Route 1.086.228 - powered by www.bikemap.net

Volver a sentir y querer que eso ocurra. El deseo de todo aquel que ya haya experimentado la vida del deporte es claro, está muy marcado ya para toda la vida. Alejarse del deporte es posible, despedirlo creo que no lo es. Creo que ya he vuelto definitivamente a la bicicleta, no quiero dejarla en una larga temporada, porque si bien es verdad que me interesa también la carrera y el gimnasio, la bicicleta es básica para limpiar la mente al igual que modela el cuerpo.

Y hay que empezar por algo y en mi caso es la ruta inicial, corta pero que me asegura no morir en el intento, una que ya he hecho mil veces pero que siempre me gusta porque alterna pista y asfalto, que tiene llano y algún mini puerto, y que además no me aleja mucho de mi casa.

El día salió estupendo, con frescor a primera hora lo que me obligó a llevar manga larga arriba pero mantuve el culotte corto abajo. No forcé en ningún momento, no quise quemar los músculos más allá de lo que debía en una primera toma de contacto...¿para qué? La idea es clara en un primer entreno: que no pase nada, acumular horas encima de la bici y recuperar sensaciones. Los milagros no existen y solo se consiguen los objetivos a través del trabajo y el tiempo.





Al llegar a la altura de Valdeaveruelo me desvié, algo que habitualmente no hago en este recorrido y tomé algunas fotografías aprovechando la parada para tomar líquidos. Continué, justo donde comienza la subida principal de la ruta. Contento con las piernas que sí que han perdido tono, pero no han olvidado hacer su trabajo.




Llegué a casa bastante entero, sin la sensación esa de estar justito de fuerzas o haber hecho más kilómetros de los previstos. Buen trabajo y lo que me queda es darle continuidad cuanto antes. En eso estamos...

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Valdeavero - Torrejón del Rey - Valdeavero - Villanueva de la Torre - Azuqueca de Henares - - Meco.
Distancia: 38,36 km.
Tiempo efectivo: 1h41'
Tiempo total: 9:15 - 11:20
Promedio: 22,65 km/hora.
Desnivel: 270 metros.
Terreno: pista-asfalto (40-60) %

martes, 7 de octubre de 2014

Panes Potes: XXVIII Subida Pedestre al Desfiladero de la Hermida. La clave está en el semáforo... 28 de septiembre.


Route 2.816.870 - powered by www.runmap.net

Una locura maravillosa... No recuerdo cuándo ni dónde escuché esa expresión que creo encaja a la perfección para esta carrera. Unos se plantean una lucha solo por llegar, otros por bajar sus marcas y solo algunos elegidos optan a la carrera. Todos parten con un objetivo, el suyo propio que no choca con el del resto de participantes. Es una lucha por demostrarse a uno mismo que hay que luchar en la vida para alcanzar metas que parecen a priori inalcanzables. Y solo cuando se pone todo el empeño en conseguirlas es cuando se hacen realizables, terrenales aquellas que parecían de otro mundo.

Un viaje de fin de semana de tres amigos, Tirso, Roberto y yo, desde Madrid. Resulta atractivo el panorama y relajante. Todo a priori es bueno y excitante. Y así lo vivimos desde el minuto uno del viaje con mucho entusiasmo, hablando continuamente de lo que tendríamos que afrontar en la mañana del domingo. En Potes vimos el ambiente de fiesta que había por todas sus calles debido a la carrera que arrastra mucho participante y acompañantes. El sábado pasó relativamente rápido y un objetivo prioritario era dormir las horas adecuadas para el domingo que nos iba a exigir todo.



Domingo, 7:00 horas y los despertadores comenzaban a cantar sus melodías. Lo primero, mirar por la ventana y comprobar que a pesar de estar muy nublado no llovía. Empezaba bien la mañana, porque la noche anterior pensábamos que la lluvia estaba asegurada a esa misma hora. Elegir la ropa fue nuestra mayor duda, y ante las dudas lo mejor es llevar algo más de ropa y si sobra dejarla en la salida ya que teníamos apoyo logístico cántabro... Nos esperaba el desayuno en el bar y tras eso debíamos acceder a unos autobuses que nos llevarían por el recorrido de la carrera en sentido inverso por todo el desfiladero de la Hermida hasta la población de Panes en Asturias. Pude en ese recorrido disfrutar del paisaje tremendo que ofrece el desfiladero y también estudiar el perfil del terreno.




En Panes nos encontramos con dos amigos de Tirso: Vicente y Cristian. Empezamos a estirar y a correr suave para poner nuestros cuerpos en temperatura.
 

El puente de Panes es estupendo de un diseño actual, estilizado que confiere un toque de modernidad entre tanta naturaleza. Todos, cerca de 700 corredores, estábamos en el puente a las 9:30 horas esperando el momento de salir corriendo. Ese ambiente previo a la carrera, después de semanas entrenando con el pensamiento puesto en ese día, transmite unas sensaciones maravillosas.



Y llegó el momento de empezar a correr. Cada cual llevaba su propio objetivo y el mío solo y exclusivamente se centraba en alcanzar la meta después de los 28,5 km que separan Panes y Potes, de atravesar el desfiladero de la Hermida y de terminar los últimos kilómetros en una pendiente muy superior a todo lo que obliga el desfiladero, que es bastante. Porque para quien no lo sepa, esta carrera no es solo ya una carrera larga, sino es también y sobre todo una carrera de exigencias máximas, donde el perfil no da un solo respiro, donde la cabeza juega tanto como las piernas en esta prueba.

Busqué con la mirada a Tirso y acoplamos nuestros ritmos para avanzar juntos y con prudencia. Esa es la palabra que yo tenía en mi cabeza para intentar alcanzar el final del desfiladero con algunas garantías de poder concluir la prueba. El tiempo nos respetó, salimos con ropa íntegra de verano y aunque amenazó algo de lluvia en dos momentos muy puntuales, disfrutamos del clima ideal, sin calor y con cierta humedad que ayudó en la prueba.





De la prueba recuerdo básicamente que Tirso y yo nos acoplamos a un grupo de unos diez y que pudimos ir juntos hasta aproximadamente el kilómetro 8 donde Tirso tuvo que bajar el ritmo por un pequeño dolor. El grupo al final se rompió y fuimos en unidades o en parejas según avanzaba en el recorrido. El recorrido por el desfiladero es realmente impresionante a nivel paisajístico, pero poco pude disfrutar de él porque bastante tenía con mantener el ritmo, respiración y que nada me doliera en el cuerpo. Aproveché todos los puntos de bebida que ofrecía la organización y al final casi echo en falta algo de sólido. Las fuerzas me quisieron abandonar en los últimos kilómetros pero no fue nada preocupante.

Terminado el desfiladero quedaba lo más exigente de la prueba. Una subida muy bien marcada hasta Potes. Varios kilómetros ya de subida insistente, con largas rectas que mejor no mirar. Ese fue mi via crucis particular, donde peor lo pasé, donde más sufrí y donde los que se han preparado a conciencia son capaces de superar porque allí no faltaban ya las fuerzas, ni las ganas. Allí ya faltaba absolutamente de todo y hasta uno mismo se cuestionaba el motivo de estar allí sufriendo. Pero señores y señoras, es ese precisamente el motivo de ir a este tipo de pruebas, de superar barreras, de decir basta ya de poner límites. Los límites y las dudas están para superarlos y erradicarlas.




Conseguí hacer meta con un tiempo real de 2h27'52" Al detenerme fue cuando fui consciente de haber hecho algo que meses atrás me parecía imposible para mí. Recogí la bolsa con los obsequios que entrega la organización y fui directamente a comer fruta e hidratarme. Allí estuve diez minutos sin parar de comer y beber. Entre tanto llegaron Roberto y Tirso. Ambos con sensaciones contrarias, ya que Roberto fue muy bien la primera parte de la prueba y al final se vino abajo por problemas musculares, y Tirso se recuperó de su dolor del inicio de la prueba y acabó fuerte, mucho mejor de lo hecho en la edición del año pasado. Esperamos nuestro turno para el masaje que la organización también ofrece entre sus servicios para los participantes, que por cierto a mí me recuperó casi para hacer otra Panes Potes ;-)



El resultado del fin de semana, de la prueba, del viaje y de la compañía es un diez tremendo. La experiencia para mí muy gratificante en todos los aspectos. El recuerdo cada vez se va dulcificando, lo que al principio era un vacío tremendo de enegía y dolor en todo el cuerpo, ahora se ha transformado en ilusión por ver más allá, de ser consciente de haber superado una prueba, de haber subido un escalón en mi propia escala. Siguiente estación, por favor...

viernes, 22 de agosto de 2014

Mejorando exponencialmente. 22 de agosto.


Ruta en bici 2059506 - powered by Bikemap 

Que aquí no hay secretos no es ningún secreto...solo trabajo y constancia. 150 kilómetros en tres días hacen milagros en las piernas. El lunes sentí mis piernas débiles, flojas y blandas en comparación con la versión normal que de ellas tengo. El miércoles probando un puerto mejoraron pero sin demasiadas alegrías. Hoy sin embargo he sentido una mejoría grande, exigiendo a las piernas un esfuerzo que hace días era impensable. 62 km en un recorrido casi en exclusiva por asfalto y donde había repechos largos y tramos de bajadas.

A las 9h30 ya estaba en marcha en dirección a Valdeavero por el camino de tierra. Están trabajando en él para mejorarlo, así es que hay tramos bastante buenos y otros donde te encuentras bastante piedra suelta que complica rodar a buen ritmo. Ya en este tramo me di cuenta que hoy sí iban bien las piernas porque mejoré en 5 minutos el tiempo que hice el lunes para recorrer este tramito. Al llegar al final del tramo de tierra ya me incorporé al asfalto, bajando el puerto de Valdeavero, alcanzando los 58 km/h de velocidad punta sin pedalear. Subidón del bueno para una jornada fresquita, casi otoñal.

El siguiente tramo entre Valdeavero, Torrejón del Rey, Quer, Alovera y Azuqueca me sentí genial. Las piernas apretaban bien en las subidas, notando los gemelos trabajar. Nada de sentirme trabado o bloqueado en los puntos de subida más complicados que sí noté el lunes, por ejemplo. Una vez llegué a Azuqueca paré para tomar una chocolatina y fotografiar la iglesia tan bonita que tienen allí.


Había hecho la mitad del camino y tocaba volver por mis pasos...o sobre mis cubiertas mejor dicho ;-) Todo empezó bien, con una ligera brisa a favor haciendo pensar que mis piernas movían el Titanic de ser necesario. Crucé todo Azuqueca, Alovera y comenzó la subida hacia Quer. Fenomenal, subiendo a buen ritmo...claro a mi ritmo de mtb, porque me pasó un ciclista de carretera con una sonrisa en la boca...Ellos van a otro ritmo está muy claro. Alcancé la N-320 y tocaba subir y bajar los repechos por los que antes había ya transitado, pero ahora en sentido inverso. Seguía en los mudos de Yuppi, sin sentir cansancio ni otra cosa que un bienestar encima de la bicicleta. Al llegar a Torrejón del Rey ya solo quedaba encarar hacia Valdeavero y su puerto.

Sabía que esta era la última prueba del día...creía saber mejor dicho...La subida fue fantástica, mejor que en muchas otras ocasiones, sin notar demasiado los dos puntos de mayor desnivel que exige el puerto. Arriba me esperaba la sorpresa final. El aire había incrementado su fuerza y desafortunadamente lo tenía todo de cara. Cuando yo pensaba que ya había terminado lo peor fue cuando comenzó la parte mas sufrida del día. A pesar de ser todo el tramo de tierra ya a favor de pendiente hasta Meco, lo cierto es que el aire convertía ese desnivel a favor en casi un puerto para mí. Qué mal lo he pasado, pero es verdad también, que hay que trabajar mucho el aspecto mental en estos deportes. No solo hay que poner las piernas, el corazón y los pulmones a punto, sino también la cabeza para saber sufrir y apretar los dientes tantas veces como sea necesario, sabiendo que sea lo que sea que esté ocurriendo tiene un final, que no es algo para siempre y sobre todo que no va a poder contigo. Apreté todo lo que tenía dentro de mí y conseguí llegar hasta la última rampa donde paré para fotografiar una maravilla de paisaje


Llegar a casa con la sensación de haber hecho una ruta muy buena pero agotado por el tramo final es con lo que me quedo de esta salida y de esta semana. Trabajando duro se consiguen los objetivos marcados.

Datos de la ruta:


Recorrido: Meco - Valdeavero - Torrejón del Rey - Quer - Alovera - Azuqueca de Henares - Alovera - Quer - Torrejón del Rey - Valdeavero - Meco.
 
Distancia: 62,46 km.
Tiempo efectivo: 2h48'
Tiempo total: 09:30 - 12:45
Promedio: 22,22 km/hora.
Desnivel: 540 metros.
Terreno: pista-asfalto (015-85) %.

miércoles, 20 de agosto de 2014

Probando probando. 20 de agosto.


Route 2.326.573 - powered by www.bikemap.net

 

Preparar una prueba sea de carrera a pie, en bicicleta, a nado o si es combinada, requiere un entrenamiento meditado, con un plazo adecuado en función de las exigencias de la prueba, con unos tiempos de descanso y además que el tiempo, el metereológico, acompañe algo. Estoy preparando junto a otros amigos una prueba de carrera a pie el 28 de septiembre, la Subida Pedestre Desfiladero de la Hermida 2014 entre los pueblos de Panes en Asturias y Potes en Cantabria, con una longitud de 28,5 kilómetros.

Para ello intento extender mis carreras a pie progresivamente con un día de descanso entre carrera y carrera, así hasta conseguir llegar a los 22-24 km. Con esa distancia puedo ir bastante convencido de aguantar las exigencias de la prueba, que además de ser un recorrido largo es todo en su totalidad en subida, lo que hace casi imposible recuperar el tono muscular. Entre salida y salida intento incluir una de bicicleta, que me ayuda en el aspecto cardiaco, a mejorar el régimen de pulsaciones. Por eso hoy tenía la obligación de hacer una salida algo más exigente que la de hace dos días. Había que probar a subir un puerto y ese siempre es el de Los Santos de la Humosa.

Salí por la mañana a las 9h15 con excelente temperatura en dirección a Alcalá. El tramo de tierra inicial lo están arreglando y parece que por fin me voy a liberar de ese recorrido infernal que siempre me ha castigado, especialmente en los regresos. Atravesar Alcalá y encarar la subida, donde quería estar nada más salir de casa. La verdad es que las sensaciones han sido muy buena viniendo del otro día que fueron bastante malas. Creo que el cansancio que arrastraba en las piernas me hizo bastante mal el lunes, pero dosificando esfuerzos he encontrado el equilibrio adecuado para rendir en los dos ejercicios, a pie y en bicicleta. En Los Santos hice un alto para fotografiar su curiosa plaza de toros, abierta al público, tal y como se ve en las fotos.




Subí tres rampas más para alcanzar la cima de mi ruta y descender hacia Anchuelo de forma alocada...ese tramo me encanta y me pone las pilas a la vez. Sin llegar a tocar Anchuelo giré a la derecha para dirigirme al Parque Natural de Alcalá. Este tramo que es todo de sube y baja hace pupa a las piernas, pero aguanté bien. Ya en el Parque noté que el suelo está perfecto, donde se puede deslizar la bicicleta a todo lo que da en sus vertiginosas bajadas y subidas que hacen recordar sensaciones muy parecidas a las de una montaña rusa. Al final del parque rellené el bidón con agua y me dirigí hacia casa atravesando Alcalá.

Las sensaciones han sido muy buenas. Ahora a recuperar las piernas para la salida a pie de mañana.

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá - Los Santos - Anchuelo - Parque Natural - Alcalá - Meco.
Distancia: 49,65 km.
Tiempo efectivo: 2h22'
Tiempo total: 9:15 - 12:00
Promedio: 21,03 km/hora.
Desnivel: 360 metros.
Terreno: pista-asfalto (75-25) %.

lunes, 18 de agosto de 2014

Con piernas de plastilina. 18 de agosto.


Route 1.086.228 - powered by www.bikemap.net

Dejar algo durante un tiempo no es malo, dejar algo durante mucho tiempo y pretender que todo siga igual es una locura y una inconsciencia. El verano trae estas cosas, romper las rutinas, hacer otras cosas, dormir y dormir...comer distinto, tener otros horarios...lo cierto de todo esto es que es muy necesario para el cuerpo y la mente, pero es horrible para sostener un punto de equilibrio en el que nos habituamos durante el año.

Salir a hacer una ruta pequeña y llegar con la sensación de haber hecho una especial, con esto ya está todo dicho. A la mitad del camino ya estaba pensando que aún me faltaban muchos kilómetros para llegar al final de la ruta. Y me río al escribir esto, porque hasta hace no demasiado tiempo mis rutas eran de no menos de 60-70 kilómetros, y los primeros 30 eran casi de calentamiento. Hay que acostumbrarse a todo en la vida incluso a sentir la piernas de plastilina, sin la fuerza que hasta hace poco sentía. Lo bueno de todo esto es que hace reflexionar sobre el asunto, saber que se puede volver a recuperar el tono muscular, la fortaleza de piernas y de cabeza para afrontar de nuevo etapas grandes y maravillosas. Durante esta semana intentaré darme una paliza a etapas, incrementando poquito a poco el recorrido y la dureza, también alternando con algunas carreras a pie. Espero que el tiempo se relaje y me de un respiro, ya que el calor es tan malo como un día de viento, al menos para mí.

Salí esta mañana a las 10h con intención de estirar la piernas, de recuperar sensaciones. Me costó más de la mitad del recorrido tener esas sensaciones tan buenas que te traslada el ciclismo. La primera mitad fue solo sufrimiento, viendo que no avanzaba a un ritmo normal. Es cierto que el viento golpeaba de cara a rachas, pero no creo que fuera el único culpable de mi ritmo tan desastroso. Llegado al puerto de Valdeavero pensé si reducir aún más mi ruta, pero al final opté por lo lógico, que es hacer al menos 35 km. Bajé el puerto con ganas y llegué a Torrejón del Rey. Desde allí las sensaciones fueron mejorando pero no fueron del todo buenas.




Al llegar a casa tenía la sensación de haber subido un puerto de primera La experiencia me dice que hay que tener paciencia y saber que todo llega en la vida, luchando y peleando todo se consigue, y yo ya he empezado a pelear por mejorar mi estado encima de la bicicleta.

Datos de la ruta:


Recorrido: Meco - Valdeavero - Torrejón del Rey - Valdeavero - Villanueva de la Torre - Azuqueca de Henares - - Meco.
Distancia: 37,28 km.
Tiempo efectivo: 1h46'
Tiempo total: 10:00 - 12:00
Promedio: 20,98 km/hora.
Desnivel: 270 metros.
Terreno: pista-asfalto (40-60) %

jueves, 31 de julio de 2014

Vuelve Hulk. 29 de julio.


Route 2.726.050 - powered by www.bikemap.net

¿Quién no ha soñado alguna vez volver a ser un niño? Ser el niño que fuimos, el que corría en el barrio, el que se despertaba perezoso todas las mañanas para ir al colegio, el que mamá obligaba a comerse las legumbres, el que reía mil y una veces al día por cualquier motivo... Pero ese retorno sólo es posible si cerramos los ojos y comenzamos a soñar, a sentir el viento en nuestra cara al correr, a oír las risas de los amigos...

Puede que sea un sueño, pero hay sueños que se hacen realidad. Un sueño bonito, que saca la sonrisa fresca y radiante de las caras de los amigos, de los que te quieren. El 29 de julio mi amigo Arturo volvió a subirse a una bicicleta para sentir todo lo que él ya sabe pero no se acuerda. Arturo fue ciclista, vivió encima de una bici, pensando solo en los pedales y en rodar. La vida le ha castigado y obligado a abandonar ese amor durante muchos años pensando que nunca volvería a disfrutar de la esencia del ciclismo. Pero hay hombres y mujeres que están hechos de una pasta especial, de esa que ni tan siquiera los científicos pueden explicar porque igual ni va escrito en nuestros genes. Gente que si la vida les golpea una vez ellos la golpean dos veces...todo un ejemplo a seguir, para fijarse y tomar nota.

Yo tengo la suerte de haber conocido al Arturo ciclista, al de aquellos años. Era un panzer de la bicicleta subiendo y bajando...enorme energía. El de ahora está en período de adaptación y quiere ser mejor que aquel otro...Que nadie tenga la menor duda que lo conseguirá, que mejorará la versión inicial y conseguirá ser un biker a su máximo nivel.

Hace unas semanas me comentó que tenía decidido volver, que se compraría una bici a su gusto. Sus gustos son refinados, siempre lo fueron...siempre tuvo una bici montada y tres en piezas a cada cual mejor...Y en efecto, bici con doble suspensión y los componentes de lo mejor del mercado. Me dijo de hacer una salida de contacto y le preparé una a su medida, con una ligera pendiente en el tramo inicial, un falso llano más bien, luego un largo descenso y terminando con un poquito de pista para retornar a casa y no superar los 30 km.

Todo salió a pedir de boca. En el comienzo de la ruta tomamos muchas precauciones para ir recuperando sensaciones encima de la bicicleta. Todo fue lento pero todo fue muy seguro que era lo que en esa salida primaba sobre todo lo demás. Llegamos hasta Villanueva disfrutando del pedaleo y del tiempo que nos regaló un día maravilloso. De Villanueva al puerto de Valdeavero picaba hacia arriba y fue el momento de más exigencia física para Arturo. Quede claro que él es un tío que hacía 100 km hace años pero que la falta de entrenamiento y mil problemas que han llovido dejan hasta Hulk sin tono muscular. Pero el tiempo todo lo arregla...ya lo podréis ver todos.




 Llegamos al puerto e hicimos el descanso del día. Recuperamos con algo de bebida y estiramos. Nos dimos la vuelta para encarar de nuevo a Villanueva, bajando muy ligeros los dos, fuerte en dos tramos concretos donde la bici se colocó a casi 50 km/hora. Atravesamos Villanueva y nos lanzamos a la mayor bajada del día hacia Azuqueca. Ahí Arturo me pidió que le pisara más que me comía la rueda trasera...Ya os digo que tiempo al tiempo... Desde allí volvimos a casa por pista muy asentada lo que nos permitió alcanzar nuestro objetivo de rodar en el primer test, disfrutar de la naturaleza y de la mejor compañía.

Volvió Hulk...que nadie diga luego que no avisé.


Datos de la ruta:


Recorrido: Meco - Villanueva de la Torre -  Puerto de Valdeavero - Villanueva de la Torre - Azuqueca de Henares - - Meco.
Distancia: 27,50 km.
Tiempo efectivo: 2h13'
Tiempo total: 08:30 - 11:00
Promedio: 35,12 km/hora.
Desnivel: 150 metros.
Terreno: pista-asfalto (15-85) %.

martes, 22 de julio de 2014

En canoa por las hoces del río Duratón. 19 de julio.


Nueva experiencia, nuevos motivos para vivir, para alegrarse y para animarse a probar deportes distintos, visitar entornos maravillosos, compartir el tiempo con gente que merece la pena, buena de corazón.

Medio Madrid ya había visitado esta zona maravillosa de Segovia y yo llevaba tiempo con muchas ganas de hacer una visita al entorno natural y a los pueblos para hacer un turismo gastronómico. La oportunidad llega cuando menos te la esperas. Cuando Tirso me ofreció hacer una ruta por las hoces del río Duratón en su canoa no dudé un instante. Las oportunidades no aparecen muchas veces, hay que cazarlas al vuelo. Me contó de lo que se trababa, de realizar una incursión en el río, entre buitres y paredes altas a ambos lados que engrandecen mucho el lugar y empequeñecen al visitante.

La mañana comenzó pronto, saliendo de casa a las 8h rumbo a Madrid a recoger a Tirso. Él ya preparado con las dos mochilas en las que va embalada la canoa las colocó en el maletero del coche y carretera y manta como suele decirse. A1 dirección Sepúlveda para allí comunicar que íbamos a estar en las hoces durante ese día. El pueblo es una pasada, maravilloso, lleno de asadores y con unas vistas espléndidas.


Desde allí nos trasladamos hasta Sebúlcor donde tuvimos que localizar el Portillo del Pez que es el acceso ya a la calita del río Duratón en el que se embarca para las rutas.

Accedimos a la playa y llegó el momento de montar la canoa. Cuando uno piensa en una embarcación piensa en piezas rígidas, sean de plástico, madera o metal. Pues mis ojos se llenaron casi de lágrimas al ver que lo que salía de las mochilas eran tubitos de metal y una gran lona...nada más!!! Pero cierto es que al final esos componentes formaron una canoa espléndida, amplia y segura. Costó más de la cuenta porque al montarla una de las piezas que hacen de suelo se desplazó y tuvimos que deshacer parte del trabajo hecho. Llegué a desesperarme un poco, es cierto, pero cuando echamos a navegar todo se me olvidó.




Ese fue el momento mágico del día. Empujar la canoa, remar unos metros y encontrarse en mitad del cañón...no sé cual es la palabra que define mejor lo que vi y sentí, pero si digo espectacular posiblemente me quede corto. La naturaleza tiene muchas formas que el hombre no disfruta a diario: esta es una de esas. Agua abundante en el río, color verde maravilloso, paredes altas a ambos lados llenas de buitreras, plantas acuáticas en el río. No sé cómo explicar todo...la maravilla que se presentó ante mis ojos.










Tirso había planificado muy bien el recorrido. Saliendo de la cala iniciamos nuestro recorrido hacia la derecha hasta llegar al punto 1 marcado en el mapa. Allí estaba el límite permitido, ya que todo en el parque está regulado para que todos disfrutemos, pero no molestemos al entorno. Hasta el punto 1 y el retorno hasta la playa fue un recorrido muy plácido donde la canoa se deslizaba sin apenas resistencia. Una vez pasado el punto de embarque nos dirigimos hacia el punto 2. Empezó a soplar el viento de forma racheada al principio y luego de manera contante y fuerte. Las hoces van haciendo curvas y por eso en algunos tramos el viento soplaba de cara y otros de espalda. Llegamos hasta el punto 2 y atracamos para comer. Bocadillo estupendo de tortilla y unas brevas que nos sirvió el mismo parque, la misma naturaleza al alcance de nuestra mano.









Embarcamos de nuevo y para ese tramo decidimos cambiar nuestro orden en la canoa, Tirso delante y detrás. Tuve que aprender a palear y corregir la dirección en un curso acelerado de 5 minutos, que fue el margen de tiempo que la naturaleza nos dio hasta que el viento comenzó a soplar de lo más fuerte. Lo pasamos mal en el retorno al embarcadero, tanto que en dos ocasiones por más que remáramos fuerte no fuimos capaces de avanzar ni un metro. Hubo que luchar mucho, pelear...pero es lo bonito de estos deportes, la improvisación.






Lo conseguimos y atracamos felizmente. Comenzaba a llover en un día que nos respetó en todo: cielo nublado, temperatura ideal y nada de lluvia. La vuelta a casa fue toda hablando de lo que vivimos en las hoces y aún a fecha de hoy llevo la sonrisa dibujada en mi cara. Que nadie se le olvide pasar por allí al menos una vez en su vida, me daréis las gracias por este consejo.