lunes, 30 de enero de 2012

Crónica del 29 de enero


Ruta en bici 1112909 - powered by Bikemap 
¡Madito viento!¡Maldito viento!¡Maldito viento! Fue lo más repetido en mi cabeza en las cuatro horas de ruta del domingo. Que ya sabíamos de la dureza del recorrido por haberla disfrutado en otras ocasiones; que también sabíamos del frío que se presentaba porque llevaban toda la semana metiendo miedo en el parte metereológico; que el día anterior tanto Yoni como yo hicimos carrera continua y teníamos las piernas algo cansadas. Pero de lo que nadie nos habló fue del viento, ¡el maldito viento! que durante cuatro largas horas nos castigó, zarandeó y dejó agotados.

Fijamos como hora de partida las 9h30 para mitigar el frío intenso que se anunciaba. Yoni, fiel a la norma, aprovechó al máximo los 10 minutos de cortesía. Yo ya estaba con todo el equipo preparado, y fue recibirle y salir enrutados hacia nuestro primer destino, Azuqueca. En este tramo ya me percaté que hacía viento racheado, fuerte en algunos momentos, y siempre muy frio, casi helador. Yoni ya lo había probado en su tramo de llegada a casa y me avisó de que nos tocaría sufrir en el día. El tramo de tierra lo hicimos a buen ritmo y pronto estábamos situados en las calles de Azuqueca para buscar la carretera que lleva a Chiloeches.

A partir de este punto fue donde realmente comenzamos a sufrir el frio y el viento más intenso. La carretera lleva a cruzar el río Henares y nada más pasarlo comienza una cuesta en recta de 1 km aproximado con una pendiente bastante pronunciada que se hace larga, por ser la primera exigencia y porque visualmente parece que nunca termina. A esta altura nos pasaron dos entusiastas del motocross que se desviaron de la carretera buscando un senderín y comenzaron a subir por pendientes increíbles, haciendo saltar por los aires a sus "jacas". Continuamos nuestro camino hacia Chiloeches por el falso llano que siempre pica hacia arriba. Ya en la entrada del pueblo es donde se hace evidente que el llano ha desaparecido porque visualizas la inclinación y el final del puerto que se avecina, allá arriba en las antenas. Justo a la entrada del pueblo tuvimos el momento Ferrari. Cuando circulas por carretera llevas todos los sentidos operativos, para evitar problemas con el dueño del asfalto, el auto. Así, el oído es fundamental, y ya sabes distinguir si se acerca un turismo, un camión, una motocicleta o un autobús (aún no sabemos identificar los cargados con niños de los cargados con grupos del inserso). Para lo que no estamos preparados es para escuchar el zumbido de un Ferrari. Nos pasó lentamente un bólido rojo, ultra plano y ultra ancho. ¡Una maravilla y qué envidia!

Pasado este momento dulce, afrontamos uno duro, el de dejar atrás Chiloeches y alcanzar las antenas. Puerto de unos 3 km de longitud, con un primer tramo bastante exigente y un segundo que afloja un poco en su inclinación pero que aun así es una ascensión de importancia. Aquí el viento nos azotó con saña ya que quedamos desguarnecidos. Coronado el puerto, comenzamos en la parte alta el tramo de recta de unos 6 km que esta vez disfrutamos ya que el viento nos daba de espaldas. Hicimos parada y fonda en El Pozo de Guadalajara, aunque la hicimos como un pit-stop, veloz. El frío no nos dejaba estar quietos. Además, hasta este momento el sol nos acompañó y apaciguaba un tanto el frío, pero desde ese instante el cielo comenzó a nublarse, a impedir que el sol hiciera su función.

Tomamos rumbo hacia el siguiente pueblo, Aranzueque. Carretera muy poco transitada, con un primer tramo en llano buscando una bajada de unos 5 km. Para entender lo sensibilizados que estábamos con el frío, notar que me fijé en la señal de tráfico que indica peligro por hielo. En el coche apenas haces intención de mirarla, pero en bici y en las condiciones que rodábamos todo era importante. Al bajar el puerto, efectivamente eres consciente de que la zona es sombría y que el asfalto está siempre húmedo. Nosotros, a la que bajamos, nos sentimos igual que si estuviéramos desnudos en una cámara frigorífica y con un ventilador industrial a máxima potencia. Prometo que tuve que parar en varias ocasiones a recojer la nariz que se cayó en trocitos... Pasado esos minutos de frío congelador, alcanzamos la parte baja y llegamos a Aranzueque. Sin parar tomamos la carretera que nos llevaría hasta las postrimerías de Loranca.

La recta que une los dos pueblos es una nacional sin tráfico, muy bien asfaltada y en esta ocasión tuvimos la fortuna de tener el aire a favor. Yo decidí ponerme en modo persecución y aprovechar todo el desarrollo al máximo, alcanzando los 40 km/h sostenidos durante varios minutos. Yoni, que es más filosófico, rodó a otro ritmo sabiendo que quedaba tela marinera. Alcanzamos así la base del puerto de Loranca a Pioz. 3 km duros y preciosos. Por una carretera justa de anchura y con contínuas eses que ayudan a ir ganando altura, permiten ver el valle del Tajuña y ser consciente de lo que se sube. Hay ocasiones que en las subidas vas tan tapado de vegetación o montañas que no ves lo que estás subiendo; no es este el caso. Yoni comenzó potente y me sacó cerca de 100 metros, y yo fuí carburando poco a poco y a mitad de subida conseguí ponerme a su rueda. Luego ya dosifiqué y subimos los dos a tren. De pulsaciones todo el recorrido fuí bien, sin excederme demasiado. Alcancé en varias ocasiones las 160 pulsaciones, aunque sé que puedo exigirme más. En cualquier caso, el agotamiento ha sido mucho por el recorrido, por el viento y porque el día anterior salí a hacer una sesión de carrera haciendo 10 km. Así las piernas las tenía algo cansadas para el ciclismo y fue una jornada dura.

Alcanzamos la parte alta del puerto y como pudimos nos arrastramos contra el viento hasta Pioz. Propuse a Yoni parar ya en Santorcaz, cambiando la rutina de paradas en esta ruta que siempre se fija en Pioz. Tomamos el camino de tierra que une Pioz y Santorcaz, por lo que Joaquín denomina la estepa cerealista. En esta ocasión la estepa era un páramo frío y desierto. Desde aquí, mando todos los ánimos de recuperación a Joaquín en su rehabilitación. Pronto estaremos juntos haciendo camino con nuestras bicicletas. Casi al final de este tramo decidimos parar para recargar baterías. La realidad fue que en la parada el frío viento nos zarandeó como quiso y yo mientras devoraba el alimento debía estar andando de un lado a otro para no quedarme congelado. ¡Menuda experiencia!





A Santorcaz llegamos en un momento y después de atravesar el pueblo y rellenar los bidones de agua de su fuente de la plaza mayor, encaramos la carretera hacia Los Santos de la Humosa. El cansancio era ya grande. Comenzamos en bloque los dos subiendo el puertecito de algo más de 1 km con varias eses. Casi a final del tramo Yoni flojeó un poquito y yo continué mi camino para encontrarme al final con un golpe de viento de escándalo. Habíamos subido a refugio de la loma y al terminarse el viento nos encontraba expuestos, como unos muñecos de trapo. ¡Qué sufrimiento! Seguimos pedaleando como en el desierto, con mucha paciencia y poco premio. Cuando llegamos a Los Santos nos reagrupamos y hablamos de ese final de cuesta, y los dos coincidimos que había sido durísimo por el viento en contra.

Atravesamos Los Santos para buscar el camino de tierra que bordea las lomas. Nos tiramos con ganas, ya hartos de luchar contra las cuestas y contra viento. Disfrutamos durante la bajada. Casi abado del todo, donde hay que subir un repecho, hay un cercado donde habitualmente se encuentran dos o tres caballos pastando. El domingo nos encontramos con más de diez, preciosos, podencos con las melenas al viento. Solo el frío y el cansancio me impidió echar pie a tierra y enmarcarlos en unas fotos. A ver si en otra ocasión hay más ganas y suerte para encontralos.

Terminamos la bajada con un tramo final cortadísimo, muy peligroso, donde tuve que clavar frenos para no meterme por donde no debía. Desde ahí tomamos el camino de asfalto que va por detrás de los polígonos y junto al río Henares para alcanzar el CC La Dehesa y atravesando el campus de la UAH llegar a la zona alta de Espartales Norte donde nos despedimos Yoni y yo.

Mi camino continuó por el tramo que pasa por el Santo Tomás para llegar a casa. Justo en este intervalo fuí testigo de una caza de liebre con galgos. A apenas unos metros míos pasó fulgurante una liebre perseguida a poco más de dos metros por dos estilizados galgos que eran incapaces de hacerse con la presa. A caballo y en 4x4, disfrutaban del espectáculo los aficionados. Yo bastante tuve con terminar mi tortura y concluir vivo.

Día durísimo por el cansancio acumulado del día anterior, del frío polar que nos apretó y del viento que nos zarandeó como muñecos en varias ocasiones. En cualquier caso, un día maravilloso de disfrute.

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Azuqueca - Chiloeches - Pozo de Guadalajara - Aranzueque - Loranca de Tajuña - Pioz - Santorcaz - Los Santos de la Humosa - Alcalá - Meco.
Distancia: 82,02 km.
Tiempo efectivo: 3h058'
Tiempo total: 9:40 - 14:05
Promedio: 20,63 km/hora.
Desnivel: 710 metros.
Terreno: pista-asfalto (25-75) %.

domingo, 22 de enero de 2012

Crónica del 22 de enero.


Ruta en bici 1392898 - powered by Bikemap 


Mañana soleada y fría. El sol arriba engañaba de lo lindo porque en cuanto había que bajar, llanear o sencillamente transcurrir por una zona sombría, el sudor que llevábamos en el cuerpo se quedaba helado y por lo tanto, nuestros cuerpos se resentían rápidamente.

Fijamos Yoni y yo la hora de salida a las 9h15 y casi casi consigo cumplir con el horario. Le recogí esta vez ya en su casa propia (ya va dejando poquito a poco la de los papás) y tiramos rumbo hacia la subida del Zulema para ir calentando motores, que hoy nos tocaba paliza de lo lindo. Decidimos hacer una ruta dura a ver cómo respondían nuestros cuerpos. Subimos sin problemas, a un ritmo medio-alto, no excesivamente exigente. Arriba encaramos la carretera de Arganda para tomar el camino que bordea la nueva carretera que sube hasta Torres de la Alameda. Desde aquí ya empezamos a ver grupos muy grandes de bikers por todos lados y a todas horas... Nos alegró mucho ver tanta afición y energía bien rentabilizada encima de una bicicleta. Hicimos la bajada hasta el pie de El Viso y ahí, comenzó la segunda subida del día.

Ya sabemos que esto de El Viso son palabras mayores, dureza concentrada en apenas 1,7 km, naturaleza a lo grande y además una zona apenas conocida por los bikers o senderistas, pero sí por los jinetes que andan por la finca que hay justo a su pie. Pues nos pusimos a subir a ritmo algo exigente que con esa dureza mejor ir midiendo las energías. Justo estrené el pulsómetro que llevaba tiempo con ganas de comprar, y en estas subidas es donde se prueba al máximo. Estoy aprendiendo a interpretarlo, y hoy no quise subir excesivamente de pulsaciones, pero de momento la primera lectura es positiva, ya que en un ritmo de cierta exigencia no supero los 168 latidos por minuto, lo que supone que tengo algo de margen para apretar en situaciones de necesidad. Arriba del cerro hicimos la primera parada para tomar sólido y líquido, y rápidamente nos dirigimos hacia la tercera subida, las antenas de Los Hueros.

Bajamos El Viso por la zona asfaltada, con algo de prudencia por las humedades del terreno, y en un abrir y cerrar de ojos ya estábamos al pie de la siguiente exigencia. Asfaltada, sin tráfico, y dura en sus 2 km, especialmente el segundo tramo. Una vez coronado este paso, tomamos la pista que nos llevó hasta la carretera de Valverde de Alcalá a Villalbilla, con la bajada del 10% y de 1,5 km aproximadamente, nos tiramos casi en tumba abierta, solo con algo de prudencia por la humedad del asfalto. Que hace tiempo que por aquí no llueve, pero que con las duras heladas ya es más que suficiente para que estén las zonas sombrías mojadas igual que si hubiera llovido.

En Villalbilla nos dirigimos hacia nuestra cuarta subida del día. El tramo de pista que nos lleva desde este pueblo hasta Anchuelo. La subida es durita, no tanto como las anteriores, pero exigente en definitiva. Otros 2 km de subida que al principio se atraganta bastante. Al final del tramo de subida, en vez de girar hacia la derecha a las antenas de Anchuelo, esta vez seguimos hacia los olivares, haciendo la bajada que arreglaron hace algunos meses, y que se está estropeando de nuevo a marchas forzadas, con contínuos cortes como dientes de sierra que complican muchísimo bajar de forma segura. Ya al pie de los pilares del viaducto por el que pasan las vías del AVE hacia la zona noreste de España, nos regalamos la segunda parada del día para tomar todo lo que nos quedaba.




Faltaba ya la última y las más larga de todas las subidas, de unos 5 km con tres escalones, especialmente complicados el segundo y tercero. Pues allá que fuimos con ganas y con la esperanza de que el sufrimiento no fuera excesivo. Bueno, lo cierto es que el sufrimiento es el de siempre, porque la pendiente no ha variado. Por eso, al llegar a los Santos lo agradecimos mucho y sin parar nos dejamos deslizar por la pista que une el pueblo con Alcalá. Bajada delicada en algunos tramos por la helada, con zonas bastante mojadas, no al punto de estar embarradas, pero sí algo peligrosas.

Me despedí de Yoni hasta la próxima y yo cruzé Alcalá buscando la zona norte hasta el camino del Santo Tomás para llegar a casita justito para la comida. ¡Día rendondo si mañana no fuera lunes...!

Me ha encantando ver los grupos de gente que disfrutan del deporte al aire libre y también la experiencia de ir controlado por el pulsómetro. En las próximas salidas voy a "putearme" aprentando al límite a ver hasta donde aguanto. Espero no gripar e ir al desguace ;-))

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá - Zulema - El Viso - Los Hueros- Villalbilla - Anchuelo - Los Santos - Alcalá - Meco.
Distancia: 72,83 km
Tiempo efectivo: 3h54
Tiempo total: 9h10 - 13h15
Promedio: 18,64 km/hora.
Desnivel acumulado: 850 metros.
Terreno: pista-asfalto (80-20) %.

domingo, 15 de enero de 2012

Mis primeros 5Mil

Todo comenzó en mayo del 2009. Necesitaba retomar el deporte de un modo habitual. Ya lo había intentado en otras ocasiones con mis queridos hierros o con salidas más o menos habituales de running, pero al final el tiempo siempre podía con la persistencia. Hasta ese mayo del 2009 cuando me fijé en la vieja bicicleta de montaña que me compraron mis padres allá por 1991. Una de las primeras mountain bike del mercado que durante algunos años disfruté como tantos otros jóvenes de la época, pero que con el paso del tiempo aparqué en un rincón.

La verdad es que la bici estaba casi para tirar, con las cubiertas algo rajadas, los frenos bastante delicados y el cambio fallando de forma habitual. Pero yo estaba decidido a retomar la senda del deporte y ahí había un filón no aprovechado. Así, me subí y realicé mi primera excursión por caminos hasta el pueblo de al lado. Apenas 15 km de ida y vuelta fueron suficientes para darme cuenta que ahí había futuro, que era un deporte que me iba a enganchar.

En los inicios fui muy precabido pues quería saber si realmente no me cansaría de la bicicleta al poco, si no era un subidón de primavera nada más. Pasadas unas semana llegué a arreglar la bici, cambiando las cubiertas, montando un cambio nuevo y comencé a comprarme el equipamiento mínimo de seguridad y subsistencia para hacer salidas algo más profundas: casco, culotte, gafas, bomba de aire, cámara de repuesto... Y comencé a salir en grupo, primero con mi cuñado Yoni, luego con otros amigos. Empecé a conocer mi entorno a través de los caminos, todos los pueblos de los alrededores, que de otro modo no habría conocido.

Recuerdo que durante esos meses no era capaz de hacer muchos kilómetros porque el cuerpo aún no estába acostumbrado a las horas de sillín ni al esfuerzo de horas de pedaleo. Que me fascinaba la idea de superar la barrera de los 50 km en un día o de subir grandes puertos.

Esos días llegaron. El primer fin de semana de octubre tuve la oportunidad de acompañar a mi ex vecino y gran amigo Marco en la subida al puerto de la Fuenfría que todos los años hace con un grupo de compañeros de su empresa British Telecom. La experiencia fue maravillosa, mi primera salida a la sierra madrileña. Naturaleza pura, un ambiente ciclista tremendo, con grupos de más de 25 bikers y una subida de algo más de 13 km durísima. De ese día recuerdo el gran ambiente, los grandes amigos que tiene Marco y también quedan unos recuerdos en fotografía.




A esas alturas ya sabía que la bicicleta me había ganado la partida y que sería un biker mas dentro del grupo de aficionados. Combinar deporte mas naturaleza es de lo mejor que ofrece la vida.

A esta salida siguieron muchas otras por la zona de Alcalá, se incorporó en algunas rutas mi amigo del colegio y del gimnasio Angel. Él me mostró rutas nuevas y nos divertimos durante esos fines de semana. Quedan muchas más por hacer con él y en especial esa de Miraflores subiendo la Majada del Cojo.

Así llegó abril del 2010 y decidí dar pasaporte a mi vieja bicicleta que en ese período había aguantado ya 1.700 km. Decidí que la mejor opción era comprar la misma que Yoni, una KTM Ultra Sport del año en la tienda especializada Karacol que hay junto a la estación de Atocha (www.karacol.com). Subirse a una bicicleta nueva después de siglos en una vieja y de hierro fundido, es como probar el jabugo y un serrano simplón.

La primera toma de contacto con la KTM fue en una salida de grupo con amigos del trabajo que hicimos en La Pedriza. Maravillosa experiencia y accidentada. Recuerdo que el cambio de bicicleta fue como darme alas, como si hubiera tomado todas las reservas de Red Bull del pais. Arriba, subiendo al límite del puerto en busca del Prado la Nava nos encontramos nieve helada y yo me fui al suelo hasta en tres ocasiones, porque era mi estreno con pedales automáticos que estaban durísimos. Todo quedó en un susto y tres días de baja por tener la mano embotada. Pero la experiencia fue tremendamente maravillosa.








Durante ese tiempo conocí al grupo de los Lunáticos (http://lunaticosbike.blogspot.com) a través de Angel, y con ellos conocimos muchas rutas nuevas por la zona. Muy buena gente y muy sociable.

A finales de julio del 2010 se organizó otra super salida, esta vez una Cercegovia, es decir, una ruta de Cercedilla-Segovia-Cercedilla. La broma fue buena, por la distancia, por el terreno y por el calor de un 17 de julio. Lo mejor el recuerdo, porque ese día fue de los más duros que recuerdo. Gran grupo de gente los amigos de Yoni.






Ya en el 2011 comencé a salir con Joaquín, experto dentro de los expertos bikers. De nuevo aprendí muchas rutas y otras cuestiones de perro viejo que le agradeceré eternamente. Le mencioné la existencia del Soplao y ahí que estuvo en mayo, dejando muy alto el pabellón. ¡Qué grande! El resto de mi vida encima de la bici ya está contada en este blog. Lo importante es la felicidad que transmite subirse a la bicicleta, con amigos y en naturaleza, teniendo algún reto como objetivo y pensar que eres capaz de eso y mucho más. Por cierto, llevo 3.300 km con la KTM y con las mismas cubiertas. De momento no he tenido más que limpiarla y engrasarla. ¡Vamos, una maravilla! El tema de las cubiertas ya está al límite, he pasado de un neumático "para lluvia extrema" a un neumático "slick". Hay que pensar en reponerlos ya.

Cronica del 14 de enero


Ruta en bici 1385183 - powered by Bikemap 

Segunda salida del año y primera exigente, con un recorrido duro y ya algo extenso que nos llevó a realizar 64 km. Yoni y yo fijamos las 9h30 para la salida pero yo como es habitual en mí llegué con algo de retraso. Cruzamos Alcalá para encarar la subida al Zulema, que nos vino muy bien por el intenso frío que hizo ayer, no superando los -2ºC a primera hora de la mañana. La subida la hicimos en bloque para no sobre excitarnos y de este modo regular las fuerzas que no sabíamos hasta dónde nos llevarían.

Cruzamos Peñas Albas para encarar la bajada hasta el pie de el Viso. Esta zona estaba con mucha piedra como ya es habitual y con largos cortes longitudinales que nos obligaron a estar muy atentos al trazado a elegir. Llegados al pie de El Viso pensamos qué demonios hacíamos nosostros allí, con la que nos esperaba por sufrir. Tomé estas imágenes de Yoni preparando lo que nos esperaba por subir.


 Una vez en el pie de la subida acordamos subir en bloque igual que en el Zulema para no desgastarnos mucho. Esta subida es la más bonita y más exigente. Dura entre las duras, con cuatro paredes que no entiendes cómo eres capaz de subir en bicicleta. El terreno estaba bien y hacía bastante frio, que se eliminó de un plumazo en los primeros metros de subida.

Coronado El Viso ni paramos como es habitual y continuamos para descender por la otra cara por el asfalto, bajar el Zulema antes subido y encarar hacia el parking del Parque Natural de Alcalá. Allí paramos para tomarnos la chocolatina y beber. En la parada es cuando te dabas cuenta del frío tan intenso que estábamos sufriendo, que a pesar del sol que estaba arriba no éramos capaces de notar un poquito de su calor.

Después del mini break, comenzamos la ruta hacia la puerta amarilla, con las duras subidas y bajadas contantes que rompen a todos. Conseguimos cruzar la puerta y de allí, en un ligero descenso hasta las puertas de Anchuelo para afrontar la última y durísima subida a Los Santos. En este punto yo me sentía bastante más fuerte que en las ocasiones anteriores y apreté la maquinaria para ver realmente en qué punto me encontraba. Se notó mucho trasiego de bikers que a sabiendo que el domingo se avecinaban lluvias inundaron los caminos para no perder un finde precioso.

Conseguí llegar al final del tercer escalón algo antes que Yoni y eso me permitió conseguir las siguiente imágenes del sufrimiento final.


Desde aquí ya nos dejamos bajar por el camino de Los Santos a Alcalá, con mucho cuidado pues había algunos tramos blancos por la intensa helada de primera hora y que en muchos puntos aún no había desaparecido por no haber recibido la luz del sol. Abajo nos dirigimos hacia el campus de la UAH hasta espartales norte donde Yoni y yo nos despedimos hasta la siguente. Desde allí a casa en 20 minutos por el camino del Santo Tomás que se encontraba bastante bien.

Buena jornada de bicicleta con frío intenso y con muy buenas sensaciones. Vamos a más y dentro de poco estaremos tocando nuestro nivel de hace unos meses.

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá - Zulema - El Viso - Parque Natural - Anchuelo - Los Santos - Alcalá - Meco.
Distancia: 64,17 km
Tiempo efectivo: 3h20
Tiempo total: 9h20 - 13h10
Promedio: 19,21 km/hora.
Desnivel: 660 metros.
Terreno: pista-asfalto (85-15) %.

lunes, 9 de enero de 2012

Crónica del 8 de enero



Ruta en bici 1378985 - powered by Bikemap 

Primera salida del año 2012 cerrando ya por fin el bloque de las Navidades. Quedamos Yoni y yo que el domingo debíamos salir a rodar, pesara a quien pesara, y a ser posible por las zonas más llanas de nuestro entorno, pues no confiábamos mucho en el físico que nos ha dejado las fiestas. Fijamos la hora de salida a las 10h00 saliendo finalmente a las 10h25 desde casa.

Comenzamos nuestro trayecto en dirección a Valdeavero, por el camino largo y con dos repechos que ponen en situación a las piernas. El terreno estaba muy bien compactado y las piedras que siempre complican el pedaleo, apenas molestaban en esta ocasión. Llegamos al cruce con la carretera y nos deslizamos ya por asfalto hacia el pueblo dejando rodar la bici pero con cierto cuidado, pues había tramos de asfalto muy húmedos. A pesar de estar totalmente despejados los cielos y con un sol radiante en todo lo alto, la temperarura era bastante baja, notándose mucho en las pocas paradas que hicimos y en las zonas de bajada.

Llegamos a Valdeavero y continuamos hacia Torrejón del Rey y desde allí por la N-320 tomando dirección a Guadalajara. Este tramo de carretera es fenomenal, puesto que hay un par de tramos de subida, especialmente el segundo bastante largo y algo exigente. Las piernas dejaban ver claramente que no estábamos en nuestro mejor momento de forma. Hay que insistir y conseguir recuperar el tono muscular que teníamos hace dos meses.



Guadalajara al fondo.
Dejamos la N-320 en dirección a Quer, e hicimos la primera parada para tomarnos algo sólido. A partir de este punto comenzamos a disfrutar de toda la bajada tras pasar junto a Quer hasta alcanzar la nueva variante que va paralela a la R2, ya en las cercanías de Alovera. El plan inicial era llegar hasta Azuqueca y de ahí enlazar ya de regreso a Meco, pero en el último instante pensamos que sería mejor subir de nuevo hasta Villanueva y algo más arriba hasta enlazar por el tramo inicial de tierra. Así lo hicimos, y nos costó bastante, porque los 6 km siguientes picaban bastante hacia arriba.

Una vez en el tramo de tierra ya estaba todo hecho y tocaba solo disfrute. El día estaba especialmente bonito, con una claridad maravillosa que aportaba un color muy particular a todo el campo. Paramos en lo alto de la última loma, y desde allí pudimos retratar el paisaje tan bonido que nos ofrecía el día.

Descenso pedregoso hasta Meco.


En poco más de 3 km ya estaba en casa, pero a Yoni le faltaban al menos otros 10 para concluir la jornada. Vamos cogiendo tono poquito a poco y esperamos estar pronto a la altura de lo que nuestras bicicletas nos exigen y se merecen.

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Valdeavero - Torrejón del Rey - Quer - Alovera - Azuqueca de Henares - Villanueva de la Torre - Valdeavero - Meco.
Distancia: 43,84 km.
Tiempo efectivo: 2h03'
Tiempo total: 10h25 - 12h45
Promedio: 21,44 km/hora.
Desnivel: 380 metros.
Terreno: pista-asfalto (20-80) %.