miércoles, 8 de agosto de 2012

Rutus interruptus. 5 de agosto.


Ruta en bici 1759649 - powered by Bikemap 

¿Cómo ir de turismo a Albacete después de visitar Nueva York? Es lo que pensé este fin de semana al salir con la bici a hacer kilómetros por nuestra zona. Degustar las maravillas de la sierra de Madrid, el aroma a alta montaña y el plus de dureza a que obligan los enormes puertos de la cordillera, hace pensar que hay una enorme diferencia entre todo eso y el entorno que me rodea, que siendo una maravilla no es una excelencia. ¡Que no se me enfaden los de Albacete...que es una simple simbología!

Aun sabiendo que imposible de igualar las etapas, trazamos una magnífica de 90 km que nos llevaba a pasar por Pezuela de las Torres, un pueblo próximo a Alcalá pero que por uno u otro motivo aún no hemos marcado en nuestra lista de visitados en nuestras rutas. Teníamos eso sí la seguridad de la dureza del recorrido y la restricción temporal: debíamos estar recogidos en casa hacia las 12h00. Difícil compromiso aunque pensamos que podríamos cumplirlo.

Así, marcamos las 8h00 en casa de Yoni para comenzar la ruta. Esta vez llegué sin demasiado retraso, solo 10 minutos, teniendo en cuenta que apenas había podido dormir 5 horas (los veranos son estupendos, pero no precisamente para irse a la cama a una hora temprana). Alcancé la casa de Yoni por el camino de tierra y al momento bajó el compañero, también bastante castigado con las pocas horas de sueño y sin haberse embadurnado de crema solar. Le insté a que subiera y se emponzoñara bien, que es mejor dedicar 5 minutos a prevenir que luego varios días a curar las quemaduras del sol.

Partimos hacia nuestro destino inicial, Los Santos de la Humosa, atravesando Alcalá y acercándonos al río Henares para pasarlo por el pequeño puente. Ya avisé a Yoni que en esta ocasión, en las subidas, tenía la intención de probarme, de apurar al máximo mis pulmones y mis latidos. En esta ocasión teníamos delante el puerto hacia Los Santos, con sus dos puntos claves: el primer cuestón de no más de 500 metros y luego una rampa larga de más de kilómetro y medio. La primera la hicimos casi a la par, yo algo más adelantado, a buen ritmo. Arriba esperé a Yoni y continuamos en el falso llano ascendente hasta la bajada a derechas para luego comenzar la segunda rampa. Ahí adelanté al compi y la animé a seguirme la rueda, que siempre ayuda. Él me miró y me hizo con la mano la señal de seguir mi camino que él haría el suyo. Apuré todo lo que pude, apreté los dientes, apreté todo mi cuerpo ajustado a la bicicleta para sacarle cualquier metro posible al recorrido. Fue duro pero enriquecedor, porque lo que más cuesta más se aprecia. Yoni me siguió todo el camino a unos 100 metros de distancia y no dejó que esa separación se agrandara. ¡Bravo por el compi, que sin ser su fuerte ha mejorado una barbaridad! Después de la rampa mortal de mitad de puerto, ya la pendiente suaviza, aunque yo seguí apretando todo lo posible. Finalizamos el tramo de tierra y enlazamos el asfalto para seguir subiendo en sendas rampas a derechas e izquierdas hasta llegar lo más alto posible, ya enlazando el camino de tierra hacia Anchuelo.

Arriba nos reagrupamos, y sin descanso alguno iniciamos la bajada alocada que siempre hacemos y disfrutamos hacia Anchuelo. La tierra estaba de maravilla esta vez para apretar y forzar la máquina. Llegamos en un momento al siguiente punto "caliente" de la jornada: la subida a las antenas de Anchuelo. Cruzamos el pueblo, ya muy despacio, porque está casi todo en pendiente, y dejando el pueblo atrás, visualizamos la rampa que yo creo es más dura de todo el entorno. Rampa de 1 km de una dureza tremenda en sus primeros 300 metros. Pusimos la combinación más adecuada de plato+piñón y a pedalear, cuando un biker nos pasó por la derecha, sufriendo, agarrándose al manillar, moviendo su cuerpo arriba y abajo para conseguir vencer a la pendiente. Yo no lo pensé ni un instante y me pegué a su rueda. Mentalmente me ayudó a subir a su ritmo y físicamente me sentí capacitado. Subimos rápido, tanto como mis latidos se incrementaron con increíble rapidez. Yoni, de nuevo se quedó un poquito rezagado, pero apenas 50 metros. Vamos, que eso y nada es lo mismo, para quien haya experimentado esa subida. Arriba, y sin parar, encaramos el llano hacia Santorcaz.

El tramo nos vino de maravilla para volver a soltar las piernas y oxigenar nuestros pulmones y músculos. Llevamos al pueblo y buscamos cruzarlo para hacer una parada ya en el comienzo del siguiente tramo. Tomamos líquido y unas barritas de chocolate y cereales que nos dieron la vida. Acumulábamos 29 km con la única parada de la casa de Yoni, con dos subidas duras y que nosotros hicimos además muy intensas. Era necesario un parón de 5 minutos para recuperar y decidir qué hacer, si seguir con el plan previsto de ir a Pezuela, Loranca, Pioz y volver a Santorcaz, o decidir una ruta alternativa. El tiempo nos comía sabiendo que a las 12h debíamos estar recogidos. Optamos por volver sobre nuestros pasos y llegar a Villalbilla, decidiendo allí de nuevo el siguiente punto en función de los plazos de tiempo.

Sin perder tiempo, volvimos por el tramo llano y alcanzamos de nuevo las antenas de Anchuelo. Las dejamos a un lado, junto a un grupo grande de bikers, todos idénticos en su vestimenta. Bajamos el puerto de Villalbilla, que en otras ocasiones lo hemos encontrado muy compactado, en esta ocasión muy removido y peligroso. No lo disfrutamos como queríamos, solo nos dejamos llevar hasta el pueblo. Allí decidimos que había tiempo suficiente para subir el puerto de Valverde hasta casi su cumbre para tomar a derechas el camino que enlaza con Los Hueros, y desde allí ya bajar por El Zulema que nos deja en Alcalá.

Comenzamos la subida del 10% y kilómetro y medio. Asfalto de maravilla y sin nada de tráfico. Otra vez apretamos los dientes y forzando al máximo me separé algo de Yoni. Buenas sensaciones en el asfalto, que cambiaron a dureza tremenda en el enlace a la tierra. El tramito de tierra que une al asfalto, con una rampa de 200 metros es durísima. Pensé que echaría el pie a tierra, porque por más pedales de daba no terminaba la pendiente. Conseguí vencer al dolor y a mi cabeza que me pedía parar. Arriba Yoni me contó que él pensó lo mismo, que no podría, pero lo conseguimos. Ya habíamos hecho lo más duro de la jornada. Nos tocaba disfrutar de dos bajadas tremendas. Alcanzamos la urbanización que hay arriba de Los Hueros y nos tiramos por el asfalto hacia el pueblo. La bajada es tremenda donde alcancé los 60 km/h con una sensación de velocidad increible. Varias curvas a izquierdas y derechas da más realismo al viento en la cara. Abajo del puerto, cruzamos las urbanizaciones nuevas y llegamos hasta El Zulema para hacer lo mismo que antes. Bajada alocada, con dos curvas locas locas y divertidísimas.

Tocaba bajar el ritmo cardíaco y cruzar Alcalá para llegar a las casas. Yoni me acompañó hasta el colegio Santo Tomás donde nos echamos las fotos del día y nos despedimos hasta no sabemos cuándo, ya que las vacaciones nos separarán por unos pocos días.




Dejamos pendiente para otra ocasión la ruta que teníamos en mente para el día. Un conocido me decía hace mucho tiempo que había más días que melones...y eso es toda una obviedad. Volveremos en un día con más plazo de tiempo y recorreremos esos tramos aún sin explorar. Mientras tanto, tenemos agosto de por medio, un mes que al final ofrece poco al biker, porque tiende a estar en cualquier sitio menos en el habitual, el de reunión con los amigos para pedalear. Volveremos lo antes posible, en grupo o en solitario.

Promedio pulsaciones: 123
Máximo pulsaciones: 167
Promedio calorías consumidas: 672
Total calorías consumidas:1.007
Tiempo In Zone (150-182): 0h21

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá de Henares - Los Santos de la Humosa - Anchuelo - Santorcaz - Anchuelo - Villalbilla - Los Hueros - El Zulema - Alcalá de Henares - Meco.
Distancia: 65,41 km.
Tiempo efectivo: 3h27'
Tiempo total:  5h55' (8h05' - 12h00')
Promedio: 18,96 km/hora.
Desnivel: 620 metros.
Terreno: pista-asfalto (75-25) %.