sensaciones: Había ventana y... 14 de marzo.

Ruta en bici 2018983 - powered by Bikemap

Días de fin de invierno que agotan la paciencia hasta al chino más paciente. Es lo que estamos sufriendo en España en las últimas semanas. Recuerdo otros marzos en los que la primavera llamaba con fuerza, en que era una maravilla salir a la calle, hacerse con una cerveza en una terracita al sol, o tan solo salir a comprar el pan con un apacible paseo. Pues no... no hay manera de que lleguemos a ver ese momento. Por eso, para un día que parece que sale algo de sol, el viento no sopla muy fuerte y la lluvia da un respiro, pues no hay que pensar demasiado, solo llegar corriendo a casa, ponerse el equipamiento todo lo rápido que uno puede y volar, volar bajo, como Alonso... ;-)

A las 17h30 salía de casa, con la intención de hacer una pequeña circular todo en asfalto, porque la lluvia de días atrás me hacía pensar que el barro estaría por todos lados. Salí de casa con ganas, había algo de viento pero no mucho, desde luego menos que los días que nos precedieron. Sin embargo, al poquito de empezar noté que mi cabeza estaba empeñada en darme uno de esos días tontos que todos sufrimos, que no es dolor pero que es molestia. Que si estás en casa tumbado y en silencio suele desaparecer, pero si estás encima de una bici, por ejemplo, pues no desaparece ni a la de tres.

Pero...¿cómo iba yo a desaprovechar la ocasión...? Pensaba que podría desaparecer ese dolor, que el viento fresco, el aire en la cara, que las ganas podrían con él... Para nada. La molestia me acompañó hasta el regreso y me obligó a tomarme una pastilla y a dormirme antes de lo previsto. Pero eso fue luego, primero la ruta. Subí todo el pueblo para encontrarme con el carreterín que le une a Villanueva. Plano con leve tendencia a la subida la bicicleta iba suelta, rodaba bien. En Villanueva seguí el plan establecido, girar a la izquierda hacia Valdeavero.

Toda esa subida hasta llegar a la bajada del puerto me costó como nunca antes por aquel tramo. No tenía el cuerpo para nada que no fuera reposo. Las pulsaciones me iban a la perfección, las tenía controladas. Pero las sensaciones no eran buenas, no podía exigirme nada de nada. Así, fui muy al tran tran, que se dice. El tramo se me hizo eterno hasta la bajada del puerto. Allí si encontré mucho viento de cara, tanto que la bajada donde habitualmente se alcanza sin problemas los 50-55 km/h, pues no llegué ni a los 35. Abajo del puerto comprendí que no podría hacer la ruta que tenía pensada, así es que improvisé. Llegué hasta la rotonda que hay en Torrejón del Rey, ya en la N320 y vuelta a casa.

De por medio, tenía el puerto de subida, donde un compañero biker me pasó como una locomotora. Me lo tomé con mucha calma, tardé lo mío, pero llegué arriba. Lo tenía ya chupado. Era sencillo deslizarse ya hasta casa. Paré un momento para comer e hidratarme y echar unas fotos para el blog.