lunes, 12 de marzo de 2012

Disfrutando de La Mancha. 10-11 de marzo.


Ruta para correr 1444743 - powered by Runmap 

Cuando se necesita oxígeno lo mejor es respirar hondo, llenar los pulmones al máximo, regenerar el cuerpo, recuperarlo. Todos aquellos que vivimos en grandes urbes, acomodados a un mundo nada natural, obligados por los horarios, las prisas, el estrés, la mala alimentación, debemos buscar un lugar donde equilibrarnos, donde volver a ser parte de la naturaleza, de nuestro origen natural que es ese y no la ciudad con sus altos edificios y cientos de vehículos a motor expulsores de humos nocivos.

Existen cientos, miles de lugares que ayudan a ser de nuevo partes integrantes de la tierra y la vida en naturaleza, cada cual con su propia cultura y fisonomía, con costumbres locales diferenciadoras. Uno de esos lugares, cercano a la gran capital pero suficientemente lejano para protegerse de las inferencias de las grandes ciudades es el entorno cercano al Parque Nacional de Cabañeros dentro de la zona conocida como los Montes de Toledo, en la provincia de Ciudad Real. En esta comarca existe un pueblecito de apenas 200 habitantes que está ubicado en un lugar privilegiado, rodeado de pequeñas pero constantes verdes montañas que hacen del paisaje un continuo ondular. Es Fontanarejo, el pueblo de mi familia política, un destino ideal para recuperar las raíces más básicas, para contactar de nuevo con la naturaleza, para degustar con todos los honores los mejores sabores del cerdo, bien a la barbacoa o en guisos manchegos.

El fin de semana se ajustaba al dedillo para hacer vida en el campo, para no pisar las casas, para olvidarnos por unas cuantas horas de la vida fuera de nuestro entorno cotidiano. Un tiempo excepcional con temperaturas que alcanzaron los 20º, cielos despejados y libre de viento.

Así el sábado decidimos hacer una jornada de tarde de trekking saliendo de Fontanarejo para llegar hasta Arroba de los Montes, otro pueblo del mismo perfil que se encuentra a 8 km de distancia. El recorrido se realiza totalmente por un camino único que enlaza los dos pueblos, que además está en perfecto estado de uso para los ganaderos y agricultores de la zona. Partimos desde el centro de Fontanarejo un grupo familiar muy heterogeneo, ya que había niños y adultos, expertos e inexpertos en las artes del campo, varones y féminas. Desde los mismos comienzos del recorrido ya había que echar mano de la cámara para disfrutar de todo lo que aportan estos destinos.


Todos los pueblos de esta comarca subsisten gracias al ganado -básicamente ovino- y a la agricultura -principalmente olivarera-, ya que carecen de cualquier tipo de industria, lo que ha propiciado mantener casi intacta la rutina diaria de sus vecinos. Así, es bastante fácil cruzarse con caballos y burros, buenos rebaños de ovejas y pequeños grupos de bueyes. Nuestra ruta, saliendo del centro del pueblo nos dirigía a dejar la zona asfaltada para entrar en el camino rural. Nada más comenzar una ligera bajada para afrontar un repecho que nos llevaba hasta el alto de la loma desde donde se podía disfrutar de unas vistas privilegiadas del pueblo y de lo que nos vendría por delante.



Comenzamos entonces un largo descenso hasta llegar al primero de los tres o cuatro arroyuelos que atravesaríamos durante la ruta. Los paisajes que se nos mostraban eran de un contraste muy agradable, junto al verde de la tierra, sembrado de dispersas encinas, el cielo a ratos algo velado por altas nubes pero que en su mayor parte estuvo absolutamente despejado, ofrecía un azul intenso.
 

El resto de la ruta fue un continuo subir y bajar agradable, con amplitud de espacios donde descansar la vista, apreciar la belleza de los Montes de Toledo y disfrutar de la agradable compañía.


Llevábamos acumulados ya algunos kilómetros, más de una hora de recorrido, disfrutando de las bondades del clima y de la naturaleza de estas tierras que se presenta en todo su esplendor a pesar de no haber recibido las lluvias que por estas fechas ya deberían de haber llegado. En el camino, giramos nuestra vista hacia atrás y comprobamos lo retirados de Fontanarejo que ya estábamos.


A la hora y media de trayecto llegamos a una gran charca dentro de una parcela delimitada con livianas vallas de alambre que según los expertos se utilizaba como abrevadero para el ganado. Ahí hicimos nuestra parada de reflexión para saber cómo continuar, si bien llegar hasta nuestro destino inicial, Arroba de los Montes o girar 180º y volver hacia Fontanarejo. La hora y el cansancio general aconsejó regresar. Habíamos cubierto 6,4 km con un buen ritmo, y aprovechamos a deleitarnos con los reflejos que ofrecían las encinas en la charca.


El regreso al hogar se hizo más rápido, sólo en una hora frente a la hora y media de la ida, porque no se hicieron tantas paradas para disfrutar del paisaje. Y también porque el grupo se fragmentó en dos, y el grupo delantero en el que yo me encontraba puso un ritmo más vivo. Al final, acumulamos 13 km se pateado maravillosa que debe ser la primera de muchas.

La experiencia ha sido muy positiva y agradable. Conocer el entorno próximo al pueblo y disfrutar de su naturaleza es algo de lo que no podemos prescindir en cada uno de nuestros viajes hasta esta zona tan castigada por el olvido de las Administraciones Públicas, pero tan bien protegido por la madre tierra.

Aquí terminó nuestro día de trekking, pero para el domingo yo me había anotado una jornada individual de running. Hacía ya más de un mes que no me calzaba las deportivas para hacer una tirada y tenía mucho recelo en la distancia a emplearme. La idea inicial era hacer no más de 10 km en una circular que hay también en el entorno del pueblo, pero la ruta de trekking me enamoró tanto que tenía la obligación de hacerla completa ya que en la jornada del sábado no se pudo hacer.

Así el domingo a las 10h45 empecé el recorrido, que hasta la charca, km 6,4 ya era conocido pero faltaban un tramo para completar los 8 km lineales que no sabía si eran hacia arriba o hacia abajo. Comencé con ganas, marcando un ritmo vivo, disfrutando de la naturaleza por segundo día consecutivo. Las contínuas rampas hacían bastante más daño a la carrera que al paso por lo que sufrí de lo lindo durante la ruta. A mitad de tramo de ida comencé a sudar de forma abundante, empapando mi camiseta y notando todo mi cuerpo sudoroso. Llegué hasta la charca y pensé que estaba agotado, pero que debía completar el tramo hasta Arroba, ya tendría tiempo de pensar cómo demonios regresar... El final del recorrido tiende ligero pero contante hacia arriba, y esto me llevó a marcar 175 pulsaciones por minuto, algo que ni en bicicleta he llegado a alcanzar, lo que indica el nivel de exigencia marcado. Finalicé el tramo de ida con un crono de 39'16''.

En Arroba tomé algunas fotos y respiré todo lo que pude para recuperar las pulsaciones y los músculos que tenía bastante cargados, especialmente el gemelo de la pierna izquierda.



Desde Arroba se podía ver perfectamente Fontanerejo, ahora mi destino. No dudé en ningún momento que llegaría a cubrir la distancia que mediaba entre los dos pueblos, pero tenía dudas de cómo llegaría. Comencé el recorrido de regreso con un ritmo más bajo que el de la ida, ya que tenía los músculos bastante agarrotados. Al poco de iniciar el retorno comenzó a molestarme la rodilla izquierda y lo pasé bastante mal, tuve que cambiar algo mi modo de correr para apoyarme o ayudarme más con la pierna derecha. El cansancio al final hace que entren a trabajar otros músculos en mayor medida de lo habitual. Así, en el momento que escribo este texto, tengo dolores en lugares que no pensaba que hubiera músculos... Tengo un buen recuerdo a modo de agujetas que me van a perdurar por algunas horas más.

Todo el regreso fue muy duro, a decir verdad se me hizo eterno. Terminé extenuado, con fuertes dolores en ambas rodillas y tobillos, pero cumplí con el objetivo de hacer un ida y vuelta con un leve descanso, cubriendo una distancia total de 16 km, que teniendo en cuenta que estaba inactivo en cuanto a running desde el 28 de enero cuando cubrí 10,6 km, estoy más que satisfecho del resultado. El tiempo total fué de 1h23'52'', empleando unos 5 minutos más en el regreso que en la ida.

En definitiva, ha sido un fin de semana redondo en todos los aspectos. Solo a faltado un día más de plazo para haber hecho uso de la bicicleta. Tendrá que ser en otro momento, algún puente o vacaciones, donde aprovecharemos la experiencia de este fin de semana para no desperdiciar ni un solo minuto en este oasis de paz, oxígeno y buenos alimentos que ofrece Fontanarejo y todo su entorno.

Los datos generados por el pulsómetro son los siguientes:

Promedio pulsaciones: 161
Máximo pulsaciones: 176
Promedio calorías consumidas: 963
Total calorías consumidas: 1.346
Tiempo In Zone (150-182): 1h16

Datos de la ruta:

Recorrido: Fontanarejo - Arroba de los Montes - Fontanarejo (lineal ida y vuelta).
Distancia: 16,00 km.
Tiempo ida: 39'16'' Ritmo/km: 4'55''.
Tiempo regreso: 43'36'' Ritmo/km: 5'27''.
Tiempo total: 1h23'52'' Ritmo/km: 5'15''
Desnivel: 120 metros.

4 comentarios:

  1. Juan, muy bueno tu relato, bonitas vistas y preciosos horizontes, lástima que no hubiera 2 ruedas para culminar el finde. Como decimos por aquí, Bsaja, que significa, "que lo hallas disfrutado con salud". Hasta la próxima crónica...

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    1. Anónimo Emilio (:-)), gracias por tus palabras. De haber tenido las dos ruedas habría sido increible, aunque lo cierto es que no sé si hubiera podido, porque hoy martes aún tengo unas agujetas de morirme. Me encanta la palabra que citas, Bsaja. La voy a adoptar, porque lo he disfrutado mucho. Un abrazo.

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  2. Magnifico trabajo tanto visual como escrito, y el recorrido se ve que lo disfrutasteis, me alegro por ello. Un abrazo. Arturo.

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    1. Arturo, lo disfrutamos al máximo, tanto la caminata como la salida a correr. Creo que las fotos ilustran bastante bien lo que pudimos ver a pie de camino. El campo estaba precioso con un verde que no se lo merece la tierra por la escasez de lluvia. Un finde bien aprovechado, la verdad. Un abrazo.

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