lunes, 27 de febrero de 2012

Test de nivel en solitario. 25 de febrero.


Ruta en bici 1428292 - powered by Bikemap 

Lo dice la DGT todos los días, por todos los medios a su alcance: "La seguridad es lo primero". De nuevo, y ya por enésima vez en las últimas semanas, me veía abocado a hacer la salida en solitario. En primera instancia y ante esta situación ya vivida pensé en repetir el circuito "de seguridad" o a ser posible alargarlo o modificarlo de algún modo. Sin embargo me revelé ante la sensatez, ante la rutina y tomé la determinación de hacer una ruta de nivel, de pequeña montaña pero exigente. Cinco puertos de recorrido corto pero muy exigente todos ellos.

Además de la exigencia en cuanto a distancia y perfil, llevaba implícito el de rodar en solitario. Dejaba a un lado el recorrido más llano y sin riesgos con la superficie bien lisa, y pasaba a uno que en determinados puntos plantea muchos problemas de grietas en bajadas con pendientes muy pronunciadas, lo que genera un punto de ansiedad ante posibles caídas. A distancia, perfil y rodar en solitario yo uní un último elemento: rodar intenso en todo momento, subiendo, bajando o llaneando. Decidí hacer de este día un test real de "medio Soplao" a ver cómo respondían mis piernas y mi moral.

Decidido ya, y después de un desayuno a base de fruta y cereales, tomé la bicicleta a las 9h30. El día amaneció fresco, ya nada de frio, medio despejado con algunas nubes altas y otras algo mas bajas que implicaban posible chaparrón. Tomé la carretera para llegar hasta la calle Ávila en Alcalá. Allí hice mi primera parada para llamar a Gloria así que supiera que el tramo de mayor peligro por el tráfico ya estaba salvado. Aproveché para echar una foto de mi antiguo Instituto. Hay un disco de Revólver que se titula: "Que veinte años no es nada", y en eso pensé yo cuando echando cuentas me salían esos veinte años de mi fin de estudios allí. ¡Qué rápido que va el tiempo!



En ese momento de "flash back" en el que me encontraba, se puso a llover. Un goteo ligero pero de gotas gordas, que no sabía en qué podía derivar. Al final y por suerte mía, todo quedó en un inicio de chaparrón que se abortó en dos minutos. Volví a la bicicleta con la intención de abordar dos de los cinco puertos del recorrido de modo contínuo, sin bajarme de la bicicleta. Marqué un ritmo vivo mientras circulaba por la vereda del río Henares hasta llegar a la base de la primera cuesta de la subida a Los Santos. Ahí ya tocó clavar el plato mediano y comenzar la subida, a ritmo fuerte pero no desesperado, que quedaban cinco puertos por delante.

La primera subida es la de calentamiento de siempre, dura pero sabiendo que son menos de 500 metros. Arriba rápido recuperé e incrementé el ritmo en el falso llano, que tiende siempre hacia arriba. En el segundo tramo de subida, el de verdad, comencé a sudar la gota gorda, porque el ritmo marcado era exigente y porque la temperatura comenzaba a subir de forma acusada. Los guantes de invierno me empezaron a sobrar, pero como no llevaba los de entretiempo tuve que aguantar así toda la ruta. El segundo escalón se me hizo duro. Pasé a dos compis bikers que iban a lo suyo, pero subiendo ¡ojo! Aquí nadie viene de paseo. La subida a Los Santos es de 6.000 metros de longitud para salvar 271 metros de desnivel hasta los 868 metros de altura, con una pendiente media del 4.5% pero que en varios puntos supera el 20%.

Terminé la subida de tierra y enlacé el tramo de asfalto hasta hacerme con todo el puerto, y sin descanso alguno, enlacé la bajada larga y bonita que lleva hasta Anchuelo. Como ya he dicho, al ir en solitario, tomé la determinación de cuidarme mucho en las bajadas, reduciendo al máximo los errores para no irme al suelo y tener no un problema, sino un problemón. Llegado a Anchuelo enlacé sin pérdida de tiempo hacia las antenas. Parece que no se puede subir, que ese plano en diagonal que es su pendiente no es posible rodarla. Pero sí, se puede y se debe. Así, me puse a ello, plato mediano, piñón grande y a sufrir como un condenado a trabajos forzados. ¡Qué dura es esta subida! Un kilómetro ochocientos metros de exigencia máxima. La subida a las antenas de Anchuelo son 1.800 metros de longitud para salvar 130 metros de desnivel hasta los 864 metros de altura, con una pendiente media del 6.5%. Arriba me acerqué a la base de las antenas donde pude devorar la chocolatina y la mitad del bote de isotónica.






Desde aquí, y por la parte alta de la montaña, enlacé con la larga bajada que lleva a Villabilla. Bonita y divertida. Coincidí con un gran grupo de bikers que iban de ruta por la zona. Mi próximo destino estaba en Los Hueros. Así es que tomé la carretera que lleva a Alcalá hasta una rotonda donde hay un pequeño polígono industrial. Apenas 500 metros de asfalto para desviarme y tomar de nuevo la tierra. Este camino está bien tirado, con algunos sube y baja, pero que en general tiende hacia abajo en la dirección tomada. Llegado ya al pueblecito de Los Hueros, giro a la izquierda ya sobre asfalto para subir hasta las antenas.

Por sabida no es menor la dureza del puerto que me tocaba subir. Es una subida de 2,5 kilómetros, que en su segunda parte es realmente dura. Al menos es alfalto y muy poco concurrida de tráfico, por lo que puedes centrarte en la subida sin problemas. El puerto es de 2.500 metros de longitud para salvar 165 metros de desnivel hasta los 815 metros de altura, con una pendiente media del 6.6%. Tercera subida del día donde lo pasé mal. Las piernas empezaron a cargarse, femoral, cuadriceps y gemelos. Hay que decir que no tenía frescas las piernas desde un principio porque el viernes hice pierna en el gym y quedé algo resentido. En cualquier caso, el perfil del día era duro aun con piernas frescas. Coroné y sin parada inicié el tramo de bajada del otro costado de la cima, que me llevó hasta la carretera que une Villabilla con Valverde de Alcalá. Bajada loca del 10% con un asfalto ideal que yo no exprimí al máximo por precaución.

En Villalbilla hice la segunda parada. Necesitaba otra chocolatina y vacié todo el bote de isotónica. Estaba sin fuerzas, con las piernas muy castigadas y el resto del cuerpo también dolorido. Acumulaba 40 km, tres puertos y algo más de dos horas de bicicleta, y lo que me faltaba me daba un poco de temor. Me tomé 10 minutos de recuperación y volví a la carga con la intención de no parar hasta Los Santos para hacer una llamada de control.



Me puse en marcha en busca del tramo de tierra que une Villalbilla con Anchuelo haciendo calor del bueno. Notaba la camiseta térmica interior empapada y las manos dentro de los guantes de invierno estaban siempre mojadas. Inicié la subida con buen ritmo pero ya con mucho desgaste. Como conozco muy bien estos tramos medí bien los esfuerzos para coronar sin problemas. Este puertecito es de 1.100 metros de longitud para salvar 90 metros de desnivel hasta los 831 metros de altura, con una pendiente media del 8.2%. Esta vez, en vez de girar hacia la derecha en busca de las antenas de Anchuelo, decidí continuar recto por la bajada hacia los olivares. La bajada es realmente peligrosa puesto que el terreno está totalmente ondulado lo que obliga a ir muy despacio y siempre con la sensación de inestabilidad. Salvé el tramo complicado y en la parte más baja pude exprimirme un poco hasta el pueblo. Paré un minuto para reponer el bidón de agua para el resto de la ruta y continué sin descanso.

El siguiente tramo es para mí el más interesante por ser una subida larga en tres niveles. Puerto a Los Santos que es de 4.500 metros de longitud para salvar 154 metros de desnivel hasta los 884 metros de altura, con una pendiente media del 3.4%. Empezaba a estar cansado de verdad y me faltaba este puerto, quinto y último del día. Ser optimista es necesario en ciertas circunstancias, y esta es una de ellas. Saber que es duro lo que falta por hacer pero que una vez hecho el resto es un paseo. Me puse a ello, el primer escalón el más ligero lo solventé bien. El segundo ya duro se me hizo largo y pesado. Y el tercero, sabiendo que eran unos cuentos cientos de metros de subida lo hice con todo, apretando no solo con las piernas sino también con los brazos, la espalda... Logro conseguido, cinco puertos y tocaba regresar a casa.

La bajada de Los Santos estaba especialmente lisa al menos en la parte alta. Así es que me apliqué y la disfruté mucho. Luego en el tramo intermedio y bajo había ya muchas rajas en el terreno y me apliqué con los frenos para evitar sustos. Superada la bajada, me dirigí hacia el CC La Dehesa hacia el CC Cuadernillos buscando el campus de la UAH, y desde allí enlazar con el tramo asfaltado que llega hasta el colegio Santo Tomás. Desde allí por el camino "querido" volver a casa, literalmente destrozado.

El test me ha servido para valorar en su medida real lo que supone hacer un recorrido largo y con varios puertos a un nivel máximo de intensidad, sin descansar en bajadas o llanos, sino apretando en todos los terrenos, que es lo que realmente hice en esta ruta. Ha sido un medio Soplao por distancia y un cuarto de Soplao en cuanto a desnivel acumulado. En fín, un minitest para lo que hay que hacer. ¡Dios nos acoja en su seno!

Los datos generados por el pulsómetro son los siguientes:

Promedio pulsaciones: 143
Máximo pulsaciones: 174
Promedio calorías consumidas: 774
Total calorías consumidas: 3.101
Tiempo In Zone (150-182): 1h46

Datos de la ruta:

Recorrido: Meco - Alcalá - Los Santos - Anchuelo - Villalbilla - Los Hueros - Villalbilla - Anchuelo - Los Santos - Alcalá - Meco.
Distancia: 72,68 km.
Tiempo efectivo: 3h32'
Tiempo total: 09:30 - 13:30
Promedio: 20,56 km/hora.
Desnivel: 920 metros.
Terreno: pista-asfalto (80-20) %.

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